No sé quien los inventó, pero definitivamente son la peor idea del universo. Nunca funcionan. Todos hemos escuchado historias de terror de los intercambios, o peor aun, hemos sido protagonistas de ellas. Quiero decir, algunos nos esforzamos por conseguir algo bueno o interesante, cuando de repente llega otro y te regala o: a)algo inútil, b)algo MUY por debajo del presupuesto acordado, c)algo usado o d)chocolates. Nunca falla.
Los problemas no acaban ahí, también pueden suceder las tradicionales confusiones, que se ocasionan cuando alguien se equivoca de papelito, y hay dos regalos para alguien y cero regalos para el otro. La solución lógica sería regalar el sobrante al que no le tocó, pero realmente, ¿quién quiere una bufanda rosa? No, gracias.
Personalmente, me han tocado varios intercambios incómodos, pero el que se lleva las palmas, es el que hicimos cuando estábamos en la secundaria. Una loción que se llama Zorro Viejo. Olía precisamente a zorro viejo, la botella estaba medio llena (para que vean que somos optimistas), la tapa estaba quebrada y la cereza sobre el pastel era la tierrita incrustada en el atomizador.
Talvez la chica que me lo regaló, en esos momentos no tenía mucho dinero, pero pues, si no puedes con el paquete, mejor no te apuntas y ya, porque a ella sí le tocó algo bueno, no me acuerdo que, pero cualquier cosa estaba mejor.
Que este post sirva de catalizador para todas nuestras frustraciones de intercambios pasados, y ¿por qué no?, que los afortunados que sí han recibido algo bueno cuenten esas leyendas urbanas desconocidas por el que escribe.
¡Actualización!
En mi último intercambio sí me fue bien, y creo que a mis amigos también, porque nadie se quejó. Nomás no me pregunten la fórmula de nuestro éxito, porque no la conozco, creo que forma parte de los misterios de la vida que serán revelados durante el Apocalipsis.