Luego de la desaparición de Radioactivo llegué a preguntarme qué habría sido de Rulo, el Sopitas y el WARpig; me los imaginé buscando chamba en TeleHit, Atento Servicios, MacDonald’s y Fábrica de Jabon La Corona.
Luego, el domingo pasado pedí 6 muslos sin piel y aplanados y cuatro huesitos para la perrita. Mientras aplanaban los muslos me fui al puesto de revistas. Entre otras nuevas, me encontré con que en mi rancho ya venden Sputnik en otro lugar que no sea Sanborn’s.
Luego de un rato vi una revistota negra mal pedo con el nombre R&R. Me llamó la atención el tema en portada: «El lado oscuro de la industria». Pero más el autor del reportaje: ni más ni menos que Olallo Rubio.
Luego, pues resulta que la tal R&R es una revista quicenal de música y otros menesteres en la que participan los ex radioactivos en su etapa onírico – periodística – musical.
Luego la compré y resultó ser el número 1. No es la gran cosa. No es mala, pero tampoco trae algo nuevo, nomás juegan a ser malotes alternativos con X Box y Play Station en casa. O sea, bien malotes los weyes.
Luego intentarán convencerme de que Linkin Park no es una grandiosa mierda, porque los niños malotes escuchan Linkin Park.