La Plaza de la Constitución del Distrito Federal; coloquialmente llamada «El Zócalo» es, dentro del imaginario popular de nosotros, los mexicanos el centro del universo de nuestra identidad nacional. No solo por la convergencia de monumentos históricos que entrelazan nuestra toda nuestra historia como la Catedral Metropolitana, las Ruinas del Templo Mayor y el Palacio Nacional y el del Ayuntamiento del D.F. sino porque ahí fue el lugar donde se dio el doloroso parto del México tal y como lo conocemos hoy, con la caída del Imperio Mexica el 13 de agosto de 1521.
Desde siempre, el Zócalo ha sido testigos de importantes acontecimientos políticos, sociales y, en la última década, culturales y hasta religiosos.
México ha cambiado mucho desde esas remotas épocas hasta hoy, pero paradójicamente, nosotros seguimos siendo los mismos seres que nos reunimos alrededor de sagrados sacerdotes que, a través de complejas ceremonias, nos recuerdan que aun hay cosas que nos unen y que, a través de ellas, dejamos de ser individuos para convertirnos en un momento de éxtasis, en una sola voz, una sola persona.
Y el 10 de mayo de 2012, el Dios Rock se hizo presente en México ante una feligresía de más de 200 mil personas a través de uno de sus más grandes Sacerdotes, el Beatle más ambivalente de la «más grande historia jamás contada«: Paul McCartney.
La relación de todos los Beatles con nuestro país es, curiosamente, fuerte y decisiva en muchos aspectos de su vida; ya que, por ejemplo, la ultima esposa (y hoy viuda) de George Harrison; Olivia Arias, es mexicana; Ringo Starr conoció a su actual esposa Barbara Bach mientras filmaba en Durango «Caveman» e incluso, grabó con Mariachi «Las Brisas«; un tema dedicado a ese conjunto hotelero en Acapulco y uno de sus poco éxitos como solista. En el caso de John Lennon solo unos pocos mexicanos lo pudieron ver en su clandestina visita a Huatla de Jimenez, Oaxaca cuando visitó a María Sabina para un viaje místico y misterioso con hongos sagrados, donde, según la leyenda vio su futuro y lo plasmo en un dibujo de una pistola.
Curiosamente, Sir Pol solo tuvo acercamientos indirectos con nuestro país. En su álbum Ram de 1971, menciona que «…we may end in the Mexico City…» en la canción Back Seat of My Car y en 1976, se le vio vacacionar por primera vez en Puerto Vallarta… y ya… al menos, hasta la ultima década del siglo pasado, cuando se presenta por primera vez en nuestro país con el New World Tour de 1994. Posteriormente, se presentaría en 2003 con el Driving Mexico Tour, en 2010 con el Up and Coming Tour y, finalmente, regresa sorpresivamente a nuestro país con el On The Run Tour que por primera vez pasa por Guadalajara y culmina con una presentación en el Estadio Azteca y su (ahora ya) legendario concierto del 10 de mayo en el Zócalo.
Más allá de que (al menos en México) es idea común de que el Bicle más chido, fue John Lennon por ser este más revolucionario (lo que quiera que esto signifique) y en cierto modo, más cercano al ideario de la desdibujada izquierda y, en contraposición, McCartney está más emparentado a la imagen del fresita que, en términos generales, solo escribe «tontas canciones de amor» la presencia de Paul mueve a los fans y a los que solo se saben tres canciones de los Bicles a querer verlo una y otra vez… no importando el foro ni tampoco lo elevado de los precios de sus shows y también demuestra la propia universalidad y atemporalidad de los Beatles como un todo; ya que lo mismo asisten a sus conciertos adultos mayores, cuarentones y adolescentes y niños que, al menos, se saben de memoria los discos recopilatorios azul y rojo…
Por lo anterior, fue una sorpresa el que McCartney se presentará en el Zócalo; e incluso pensamos que se trataba de algún chiste relacionado con la actividad electoral que se vive actualmente en el país. Sin embargo, conforme pasaron los días, el rumor se confirmo y se tuvo fecha confirmada para tal fin: El 10 de mayo. Esta no es la primera vez que Paul se presenta en un lugar público para ofrecer un concierto ya que el 23 de mayo de 2003 estuvo en la Plaza Roja de Moscú. Es posible que esta decisión de tocar el Zócalo se deba, en parte, a la negativa del Gobierno de Yucatán de permitir la realización de un show en las ruinas de Chichen-Itza. El gobierno estatal argumentó que no quería que este evento fuera tomado como un acto de campaña y decidió lavarse las manos y cerrar las negociaciones… al menos, por este año.
Curiosamente, el Gobierno del Distrito Federal aparece en el escenario y a través de su cuenta en twitter, Marcelo Ebrard (Jefe de Gobierno del D.F.) anuncia la realización de este concierto gratuito… en tiempos electorales. Ya el año pasado, el GDF había sorprendido a propios y extraños presentando a la decadente Britney Spears en el monumento a la Revolución (lo que fue un agasajo para las jotas de la Zona Rosa); aunque no exento de criticas y cuestionamientos sobre los costos del toquin de la Bricni. En esa ocasión, el GDF indicó que solo pagó una parte del concierto y facilitó las instalaciones y logística del evento. El resto, fue cubierto por patrocinadores privados.
En el caso de McCartney, el GDF prefirió curarse en salud e indicó que, en esta ocasión, el costo total del evento corría a cargo de los patrocinadores (Coca-Cola, HP, Aeroméxico y Nextel) y que ellos solo facilitarían el espacio publico, la seguridad y los servicios. Evidentemente, este regalo a la Ciudad fue duramente cuestionado por algunos partidos políticos quienes cuestionaron que el GDF gastara en este tipo de eventos cuando la Ciudad requiere de obras importantes e incluso, se llegó a mencionar que este era un evidente acto proselitista a favor del PRD; que es el partido en el poder en el D.F.
Es importante señalar que, en todo caso, el GDF cuido todos los aspectos para la realización de este concierto y se presume que llegó a algún tipo de negociación con los grupos de manifestantes (como el SME) que, de manera permanente, mantienen plantones en el Zócalo y que, previsiblemente podrían querer una tajada de exposición a los medios en caso de negarse a irse del Zócalo para hacer el concierto.
Días antes del concierto, ya había gente que había acampado en el Zócalo en espera de conseguir el mejor de los lugares posible; sin embargo, fueron retirados a las calles aledañas a la Plaza y se tuvieron que conformar con hacer fila… eso si: tendrían asegurado el estar en primera fila cuando a las 11 de la mañana del 10 de mayo se abrieron los retenes para entrar al Zócalo. Varias calles fueron cerradas a la circulación y poco a poco, el Zócalo se fue llenando.
La gratuidad de este evento implica que, además de los leales fans de los Bicles y McCartnistas (sic) hubiese también gente de otras tribus como hipsters, emos, punkis, metaleros (!) y demás que suelen formar parte del ambiente roquero de México; aunque también hubo muchísimas familias que llegaron hasta con la abuelita, regatoñeros, muchísima gente del cercano «Barrio Bravo» de Tepito, desempleados sin otra cosa mejor que hacer y los infaltables izquierdistas de café que, se pasaban señalando que aun en eventos de estos, los burgueses se aprovechaban del pueblo debido a que ellos (los riquillos) habían podido pagar un cuarto en los hoteles que daban justo al Zócalo y el pueblo tenía que ver el toquin… de pie.
Cerca de las 7.00 de la tarde, el ánimo entre los asistentes era relajado. Quienes habían estado horas o días antes formados, dormían en el duro asfalto, cansados de la espera. Algunos que había podido pasar una botella o cervezas de contrabando, bebían sin tapujos considerando que la policía estaba muy ocupada dosificando aun la entrada a la plancha del Zócalo, situación que también se aprovechó por aquellos que pudieron meter algunos carrujos de mota, una mona impregnada de solvente o los más sofisticados, un pase de coca que descaradamente se metían por las narices. Muchísimos niños desesperaban ya debido a que, no se podían mover ni jugar a sus anchas mientras sus padres, de vez en vez, los subían a sus hombros para saludar a los camarógrafos de distintos medios que luchaban por poder moverse entre el inmenso océano de cuerpos sudorosos que luchaban por no moverse de sus lugares para tener una mejor visibilidad del concierto.
A las 7.10, un evento rompe con la monotonía impuesta por la falta de movilidad: Desde una ventana del Hotel Majestic un tipo descuelga una manta con el nombre una frase de campaña de Enrique Peña Nieto. La rechifla que sigue es ensordecedora, junto con un unánime grito de «fuera, fuera!». El tipo que desplego la manta, festeja con otros su chistecito burlándose de la gente en el Zócalo hasta que, posiblemente, alguien del GDF le pide que quite su propaganda. Como antídoto, personal del GDF que están en un edificio contiguo, sacan unas banderitas amarillas que apenas se alcanzan a ver. Estos gestos partidista de mal gusto son igual de reprobables como el que tuvieron a bien los que pusieron una enorme manta a la entrada del Zócalo con el lema All You Need is Love en un fondo amarillo y un tosco fotomontaje de McCartney dándole un abrazo a Andrés Manuel Lopez Obrador…
a las 7.30, el sonido ambiental del escenario (que es el mismo que utilizo en el Estadio Azteca) se apaga para dar paso al DJ Chris Holmes; quien es el encargado de calentar el ambiente con una selección algo fallida de mashups de canciones de los Beatles y McCartney. Aunque su presentación es casi similar a la que tuvo en el Estadio Azteca, Holmes parece improvisar incluyendo algunas versiones en español y a ritmo de Salsa de temas de los Beatles, lo que hace perder un poco el mood de su dj set. Holmes termina a las 8.20 y justo 10 minutos después, las pantallas inician con la proyección de una extensa colección de memorabilia, fotos y artefactos de la historia de McCartney y los Beatles. la mayoría de la gente parece no prestar atención a la proyección e incluso, desconoce quien que las canciones que está escuchando son algunos mixes de McCartney y algunas versiones R&B de los Beatles. Al final, las imágenes desaparecen y se funden con una infinidad de luces que se van fundiendo hasta formar el clásico bajo Hoffner de Paul y en ese momento, la expectación se convierte en un grito ensordecedor al ver a Paul salir al escenario.
Ataviado con un elegante saco rojo, Paul atrae la atención de todos los presentes que en el delirio, gritan, aplauden y algunos, comienzan a ver el concierto a través de sus teléfonos celulares o cámaras de video y fotografía.
Hello, Goodbye es la primera de la treintena de canciones de la noche y aunque ya la voz del señor MasCarnes se quiebra y desafina por momentos, esto no es impedimento para que 200 mil personas canten en un monstruoso karaoke público casi la totalidad del tema. Junior’s Farm sencillo de 1974 de su banda Wings es el segundo tema; el cual solo los verdaderos fans del Sir se saben la letra completita y la cantan a todo pulmón. Paul aprovecha el final de la canción para interactuar con la audiencia y aunque su discurso es prácticamente idéntico al que dijo en Guadalajara y el Estadio Azteca, es lo suficientemente convincente para de un solo golpe, echarse a la bolsa a la audiencia que grita, corea, canta y festeja cada canción (aunque no se la sepan), gesto, palabras y movimientos del Sir que, hay que decirlo, parece el Dorian Gray del Rock Ingles por su vitalidad y su apariencia física, la cual ya sea por el maquillaje o por las luces, no lo hace ver como un viejito de casi 70 años.
Paul luce feliz y además de varios cambios al set list de este concierto, incluye al Mariachi Gama 1000 en Ob-La-Di Ob-La-Da (la peor canción de los Beatles, para mi gusto) y ahí se gana para siempre el corazón de los mexicanos; quienes momentos antes, se ganan de nuevo a Paul con el impresionante juego de luces que se forma al prender y apagar sus encendedores al ritmo de Every Night; cosa que, verdaderamente, solo sucede cuando toca en el D.F.
Es de destacar que, desde hace ya casi 10 años, Paul prácticamente no ha cambiado de banda; donde Paul «Wix» Wickens (teclados) es el miembro más viejo; ya que lo ha acompañado desde el New World Tour del 94. Los otros miembros de su banda son Brian Ray en la guitarra y Bajo, Rusty Anderson en la guitarra y Abe Laboriel Jr. en la batería, coros y ocasionalmente, en el bajo. Abe es hijo de Abraham Laboriel, famoso bajista de sesión y sobrino de Johnny Laboriel… si. El mismo que se imaginan. Abe es un gordito bastante risueño y tiene su «momento» en la canción Dance Tonight cuando, mientras Paul canta, Abe «baila» detrás de él.
Quizás el corolario de tan especial noche, fue el momento cuando Paul, con una evidente cara de satisfacción y complicidad, nos suelta ante el micrófono un SON A TODA MADRE CHILANGOS!!!!!! y una vez más, el publico se rinde ante el encanto de Sir Pol.
Curioso es que, cada vez que Paul cambiaba de guitarra y la levantaba ante la audiencia para prenderlos mucha gente pensaba que era ya el fin del concierto.
Y es que, contrario a lo que muchos pensaban que sería un show modesto y reducido en tiempo; Paul se presentó con el total de su show, incluyendo sus pantallas de alta definición, su extraordinario juego de luces y en Live and Let Die toda la pirotecnia necesaria para (literalmente) encender el Zócalo.
El Set List completo del concierto fue el siguiente:
Hello, Goodbye
Junior’s Farm
All My Loving
Jet
Drive My Car
Sing the Changes
The Night Before
Let Me Roll It / Foxy Lady (coda)
Paperback Writer
The Long and Winding Road
Nineteen Hundred and Eighty-Five
My Valentine
Maybe I’m Amazed
I’ve Just Seen a Face
Hope of Deliverance
And I Love Her
Blackbird
Here Today
Dance Tonight
Every Night
Mrs. Vandebilt
Eleanor Rigby
Something
Band on the Run
Ob-La-Di, Ob-La-Da
Birthday
Back in the USSR
I’ve Got A Feeling
A Day in the Life / Give Peace A Chance
Let It Be
Live and Let Die
Hey Jude
Encore 1:
Lady Madonna
Day Tripper
Get Back
Encore 2:
Yesterday
Helter Skelter
Golden Slumbers
Carry That Weight / The End
Y al final… al final quedó la sensación de haber estado en uno de esos momentos mágicos en la vida de esta querida-odiada ciudad, el cual, seguramente, forma ya parte de la historia de México… y del mundo.
B0nus track.
Este es el concierto completo del Zócalo…
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Post Data uno: y si… desde un balcón del Palacio Nacional, una solitaria figura, rodeada de un extremo aparato de seguridad, veía también el concierto.
Post data dos: La presentación de Paul en el Estadio Azteca, fue, a mi gusto, mejor incluso que la del Zócalo; debido a que, sin animo de ofender, quienes estuvimos ahí éramos en su mayoría «fans arriba del promedio» y que, se notaba, hemos seguido todas y cada una de las presentaciones de McCartney en (al menos) el D.F. Y esto se notó porque a pesar de la fuerte lluvia que inicio pocos minutos antes de que saliera Paul al escenario, el animo del publico se movía como un ente que cubría la atmosfera del Estadio Azteca y tan fue así que el mismo Paul se notaba extremadamente extasiado ante la respuesta de ese primer concierto en el D.F.
Leon Rasurado dice
Un viaje místico y misterioso con hongos sagrados ??? O sea, no mames wey….Mejor di que vino y se puso hasta la chingada de drogado.
Chanate dice
Chido post RBDBOY. Se nota que te emociono la visita de don Paul.
¿Quien fue la solitaria figura que veía el concierto?
Predicador Maniatico Callejero dice
«el bicle mas chido» jaja el mejor fue Harrison
let em in no la canto en ninguno de sus conciertos como hace 2 años
a mi me emociono mas que haya Regresado WATERS o el mismo PULP