La muerte, más allá de sus connotaciones espirituales y biológicas, es también un proceso regenerador de imágenes públicas que en muchos casos sublima y redime del recuerdo del difuntito; dándoles a algunos una aureola tan brillante que termina por opacar absolutamente todas las facetas oscuras de su vida.
En el caso de notorios de personajes famosos esta redención (y en algunos casos, reinvención) de la vida del difunto en cuestión, termina por devolvernos a una persona muy alejada a como en realidad era y, en el peor de los casos, la tergiversación total de la esencia humana del muertito; acomodada esta a la conveniencia de alguien más y a veces con el único propósito de hacerse de un billetito a costa de la magen, el recuerdo y, sobre todo, la obra del fallecido.
Casos como el de los mexicanos Benito Juarez y Luis Donaldo Colosio o el de ese icono siempre a la moda que es el Che Guevara ejemplifican perfectamente esta manipulación. Sin embargo, el caso más obsceno, por la excesiva y grotesca manipulación de su imagen y sobre todo de su supuesta vocación como apóstol de la paz, ha sido el del ex Beatle John Lennon por parte de su multimillonaria viuda, la seño Yoko Ono.
Y es que resulta que, según el número especial sobre que sobre el difunto músico publicó en diciembre del 2012 la revista Rolling Stone, Lennon era un ser entregado en cuerpo y alma a la “Paz” (así, en abstracto); quedando relejada su vocación como músico y compositor en segundo plano.
Cuando se hacen ese tipo de afirmaciones, no dejo de pensar que sobre ellas gravita la siempre ominosa presencia de la señora Ono; quien al ser la administradora universal del legado de su difunto marido; ha sido la más interesada en que esta imagen inmaculada de San Lennon sea el estandarte para derrotar las maledicencias sobre la explotación comercial de la marca registrada en que se ha convertido no solo la imagen de John Lennon; sino todo lo que de alguna manera tiene que ver con él.
Tan férreo es este control que, prácticamente cualquier intento de utilizar el nombre, imagen, música o la simple referencia a al fallecido músico requiere de la aprobación de la señora para poder ser lanzado al mercado legalmente; aunque cuando se le pregunta a la viudita avant garde sobre la edición de cosas tan absurdas y mercantilistas como, por ejemplo, los tenis Converse con dibujitos de Lennon; la señora se escuda en el típico cliché de que “es algo que John hubiera querido”.
Bien es sabida la habilidad de doña Yoko para los negocios millonarios; sin embargo, más allá del lucro financiero de sus arreglos comerciales con lo relacionado a Lennon; existe una especie de censura detrás de esta (casi) infranqueable barrera que representa el veto o aprobación del uso de la santa imagen de John por parte de ella.
Porque… ay de aquel que tenga se atreva a siquiera a poner en duda la vocación de paz del extinto Beatle! Y peor aún! ponerlo por escrito y venderlo!!!
Y sin embargo…
Fue a través de la publicación de un libro en 1988 que se realizó el milagro (quizás el único) del ex Beatle; al unificar en una sola causa al Némesis de la religión Beatle (Ergo; la seño Yoko Ono; la causante de la disolución del cuarteto; según muchos biclefans) , a casi todos los eruditos del evangelio de los de Liverpool y la mayoría de su feligresía en el mundo entero; al darles un motivo para condenar un libro maldito, blasfemo, difamatorio, amarillista y de muy mala leche; donde incluso la sola mención de su título y de su autor, los hace vomitar bilis.
Seguramente, un libro que produce tan violentas reacciones merece, al menos, el beneficio de ser leído; porque, díganme ustedes si no les entraría la curiosidad de saber qué fue lo que enchiló a un tipo generalmente pacífico y políticamente correcto como Bono (el de U2) para amenazar con ponerle una santa madriza a quien se atrevió a cuestionar el incipiente mito de la santidad de Lennon; tal como lo consigna esta estrofa de su canción God Part 2 del álbum Rattle & Hum:
(…) Don’t believe in Goldman
His type like a curse
Instant karma’s gonna get him
If I don’t get him first (…)
Donde la persona a la que se hace referencia, no es otro más que el difunto escritor Albert Goldman; autor de varias polémicas e incendiarias biografías; entre ellas The Lives of John Lennon (1988) [Reeditado por Chicago Review Press en 2001].
Albert Goldman fue un profesor y escritor norteamericano, especializado en lo que se podría denominar cultura pop. Su producción literaria fue magra; reduciéndose mayoritariamente a escribir artículos sobre artistas pop en revistas para adultos y algunos libros; de los cuales se destaca el que le dedicó a Lenny Bruce, el comediante gringo (Ladies and Gentlemen – Lenny Bruce!! [1978]) y sobre todo, su incendiaría biografía sobre Elvis Presley (Elvis [1981]); la cual le gano su reputación de escritor venenoso, carroñero y conflictivo.
Sin embargo fue su siguiente proyecto el que le hizo merecedor del repudio y desprecio de prácticamente toda la prensa roqueramundial y por supuesto! ser blanco de los anatemas de los sacerdotes de la inmaculada religión Beatle quienes lo menos que pidieron, fue la crucifixión del autor.
“Las muchas vidas de John Lennon” (en su título en la versión castellana del libro) más que una biografía sobre el ex Beatle; es el siguiente eslabón en la obsesiva batalla de Goldman en pro de la destrucción de los mitos creados alrededor de personajes públicos que él (Goldman) asume que esconden algo muy sucio e inconfesable más allá de su fachada de pública donde, por supuesto, nunca se ven o hacen publicos sus defectos.
Lo anterior queda claro al avanzar la lectura del libro, donde la facilidad de Goldman para describir situaciones y escenarios se revela, desde el primer capitulo, como una obsesión por demoler la imágenes públicas de los personajes en su libro; dejando ver desdeel odio, racismo y hasta misoginia con que el autor impregna su libro a través de sus comentarios mordaces, hirientes y groseros y, sobre todo, al desarrollo de situaciones ficticias a las que recurre como recurso literario para tratar de complementar las imágenes que desea recrear sobre John Lennon.
Con todo el trabajo en cuestión no se trata de una ficción narrativa; sino de una biografía que le tomó a Goldman más de 6 años en escribir y algo así como 2000 entrevistas con gente relacionada directa o indirectamente con Lennon (donde, por supuesto, no está doña Yoko).
Esta obsesiva forma de trabajo, además de revelar la personalidad meticulosa de Goldman, no fue grauita; ya que también fue modo de asegurarse cierta protección contra las previsibles demandas de Yoko Ono y sus abogados harían una vez conocido el contenido del libro y tambien contra otras acciones legales otros nombrados dentro del libro. A manera de mal chiste, el propio Autor, siempre sostuvo que «el no hizo otra cosa más transcribir (y en muchos casos con muy mala leche, tergiversar) las palabras de sus entrevistados».
El resultado son casi 700 páginas que derrumban el mito casi divino de Lennon y lo deja en lo que (supone Goldman) su verdadera dimensión humana: Un ser complejo, incongruente, manipulable por las mujeres poderosas que influyeron en su vida y manipulador y cruel con las que él pudo manejar y, como cereza del pastel, remata con la imputación directa de que Lennon era bisexual, asesino y que sus composiciones musicales no eran fruto de su inspiración consiente, sino del uso excesivo de drogas.
Sin embargo, no contento con esto, Goldman arremete con prácticamente todo el que directa o indirectamente tuvo que ver con Lennon; regalándoles adjetivos despectivos como el que Yoko Ono tenía un aspecto “simiesco” o que George Martín, el productor de la mayoría de los álbumes de The Beatles era simplemente un “lamebolas” siempre dispuesto a hacer lo que McCartney o Lennon quisieran o inclusive dedicándoles capítulos completos del libro; principalmente a doña Yoko, a la que no la baja de ser una puta interesada solo en los hombres como medios para lograr sus ambiciones y además, de ser una pesada adicta a la heroína.
Los aspectos más controversiales del libro son los que, de igual manera, están peor documentados al ser adjudicados a fuentes anónimas, pero confiables. Tal es el caso del supuesto asesinato que Lennon cometió en Hamburgo; el cual, según Goldman, le fue relatado por el propio Lennon a un amigo; el cual, a su vez, le hizo la confidencia a Goldman; o el supuesto aborto que le indujó a Yoko Ono tras haberla pateado en el vientre, despues de una riña o incluso la fantasiosa conjura que se inventa para explicar el asesinato de Lennon ordenado por grupos fundamentalistas cristianos; cuyo brazo ejecutor fue David Chapman.
De igual manera, resulta imposible de corroborar si efectivamente Lennon viajó a Tailandia a finales de los setentas y, una vez ahí, contrato niños y adolescentes como prostitutos; tal y como el escritor sugiere; con una cantidad de detalles tal que difícilmente se puede dar crédito que efectivamente, esto sucedió.
Y es que, como comentábamos antes, mucho de lo escrito por Goldman son meramente chaquetas mentales que el escritor construye a partir de chismes; aunque dentro del contexto del libro; parecerían consecuencia directa de la conducta de Lennon.
Por ejemplo, la relación que existía entre Lennon y Brian Epstein y sobre todo, el rumor de que ambos cogieron en unas vacaciones de ambos en España (rumor muy difundido y que incluso, se retoma de diferentes fuentes); Goldman lo trata como un hecho real y consumado; y va aún más lejos al asumir que no solo fue un acostón de cuates; sino una relación sentimental y sexual que se prolongó por mucho tiempo. Esto provocó no solo la ira de Yoko Ono, sino además el desprecio de Paul McCartney; quien curiosamente, junto con Freddy Lennon (el papa de John) y Allen Klein, reciben los mejores tratos y opiniones por parte de Goldman y que paradójicamente, dentro de la historia oficial de John Lennon, son vistos (al menos Freddy y Allen Klein) como tipos abusivos que se aprovecharon de John en muchas formas.
Estos hechos, por si mismos, podrían descalificar al libro al ser tratados como meras calumnias; sin embargo, lo extraño es que a pesar de la amenaza de demandar legalmente a Goldman, Yoko Ono jamás lo hizo; ya que (según ella) sus abogados le aconsejaron el desistir de esto para evitar dar más publicidad al libro.
Esta extraña decisión generó la sospecha que, a pesar de las innegables (y calumniosas) licencias literarias que el autor se tomó al momento de escribir su libro; la mayoría de lo que los hechos que relata son verdaderos… incluso, los más controversiales; como la (supuesta) homosexualidad de Lennon.
Finalmente, en términos generales se podría decir que el libro cumple su cometido: destruye la imagen de santidad de Lennon; aunque no lo humaniza, sino que lo coloca al otro extremo de la balanza; quedado este (Lennon) como un ser extraviado en sus propios miedos, frustraciones y envidias; siempre escondido bajo la imagen pública que poco a poco su esposa le fue forjando.
A pesar de su extensión, el libro se lee de manera amena y sobre todo, muestra un ángulo oscuro del músico; cosa que todos los que hemos seguido de una u otra forma su carrera musical, intuíamos y con cierta resignación, aceptamos que posiblemente mucho de lo que Goldman escribió sea cierto; aunque eso, más allá de desvirtuar su obra, resulta un elemento que la apuntala, porque, al menos, nos permite reconocer que Lennon no era Dios, sino un ser humano extraordinario, tanto en sus virtudes como defectos y eso, lo pone más cerca de nosotros que su pomposa, insufrible y artificial aureola de apóstol de la paz.
Disponible en Amazon, Gandhi y en algunas librerías del centro del DF o si desean una copia digital del libro, aquí esta la liga de la libreria Gandhi: http://digital.gandhi.com.mx/las-muchas-vidas-de-john-lennon
Bonus track: como dato curioso se tiene que el siguiente proyecto de Albert Goldman, era una biografía de Jim Morrison; sin embargo el trabajo quedó inconcluso a la muerte del escritor… de la que se salvaron los restantes Doors!
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