Para fortuna de muchos y desdicha de muchas, hay una «especie» femenina que en dias recientes siento que se multiplica. Se trata de una femina que se encuentra a la caza de un buen partido, sin importar que el susodicho sea casado, juntado o dejado. Se les ve por los pasillos de las oficinas haciendo uso de una relación laboral para acercarse sigilosamente a su presa, la que cuando menos siente ya le estan cruzando las piernas frente al escritorio. También suelen ser las antiguas parejas, que para maldita la cosa no quitan el dedo del renglón y se disfrazan de problemas para causar en el hombre algo parecido a la lástima y ahí vamos de nuevo, en un momento estas recibiendo la llamada chillona y al siguiente estas apapachando a la «pobre». Hay varios tipos, están las chingativas, de esas que le llaman a la esposa y se aparecen cuando menos lo esperas; pero también puedes encontrar a las mustias, las que bajita la mano ya mandaron el anónimo a tu casa, y algunas mas que seguro ustedes conocen.
Personalmente no me gusta hablar mal de mi género, pero estas tipas también llamadas: gí¼ilas, zuripantas, zorras, gatas, prontas y un largo etcetera, son una deshonra. ¿Por qué? Pues simplemente porque gracias a sus acciones tan carentes de dignidad, mucha gente generaliza y que un momento a otro todas somos iguales.
¿Qué no hay suficientes hombres que valen la pena y que siguen a la espera de una mujer que los quiera? ¿Por qué carajos tienen que ir tras la carne ajena?
Si… si ando encabronada y no… no me estan poniendo el cuerno. Sólo fue un momento de ira 😉 Chao pues.
Las palabras que no debiste decir
Siempre es posible culpar a otros de nuestros momentos de estupidez o simplemente estabamos demasiado cansados, agobiados, desesperados, hormonales, fastidiados o muy encabronados como para pensar dos veces antes de hablar. Y sin darnos cuenta soltamos una serie de palabras hirientes y poco inteligentes, que un día recordaremos y nos diremos «Â¿pues en que estaba pensando?». Pero siendo francos NO ESTABAMOS PENSANDO, nos cegaba el rencor, el coraje, el miedo o el enojo, y lo peor fue que las vísceras le ganaron a las neuronas y terminamos lastimando a las personas que queremos. Calla! es mejor cerrar la boca y no arrepentirte luego. Dicen que nuestra naturaleza es así, impredecible, que siempre nos sorprenderemos de la forma en que reaccionaremos ante ciertas situaciones, pero caray! somos tan humanos que si estamos heridos queremos que el otro también sufra y para eso no le encontrado una explicación razonable. El problema es que una vez que haz lastimado a alguien con tus palabras un simple «perdóname» no basta. Mi madre siempre me dijo que la boca es mas rápida que la razón, pero que el corazón es lento para sanar. Un abrazo para todos desde mi alcoba donde no veo mas que grises nubes de tormenta. Chao pues.
Consejos de salud: La Mano Amiga
Ahora que nuevamente veo las fotos de la mano del Sr. Chanate, recordé que hace unos días leí que según recientes investigaciones realizadas por el Consejo del Cáncer de Victoria en Melbourne, Australia, entre más eyaculaciones tengan los caballeros cuya edad oscile entre los 20 y 30 años, estarán mas protegidos contra el cáncer de prostata.
Así que niños, ya tienen una razón mas para dejar que las penas se las lleve el pañuelito o el agua de la regadera 😉 Chao pues.
ESPOSA Y AMANTE
Innumerables son las veces que he escuchado a los caballeros quejarse de sus esposas y excusarse en ello para tener una amanteâ?¦ y siendo franca no los culpo. En ocasiones las mujeres nos enfrascamos tanto en el rollo posesivo que nos olvidamos que el maridito también respira y siente.
Lo siguiente es parte de mi aprendizaje en el papel de esposa, pero también de amanteâ?¦ pues ¿¿¿a qué hombre no le encantaría la idea de tener dos por el precio de una???
Mujer: olvídate de darle solo quejas de los niños y mejor prepara una rica cena; recuerda que es tu esposo, no una cuenta de banco y dosifícale las cuentas por pagar (es causa de infarto al miocardio pedirle el total de los pagos mensuales el mismo día); busca momentos para que estén los dos solos, pero también recuerda que él necesita tiempo a solas y aunque nos molesteâ?¦ tiempo con sus amigos; cambia tu eterna pijama de franela por ropa sexy, pero tampoco abusesâ?¦ no son máquinas sexuales; las mascarillas exfoliantes son excelentes para verte bien, pero procura que él no te vea con ellas. Escúchalo, consiéntelo y ámalo como el primer día. Esa receta no falla.
Hombre: lo anterior no se aprende de la noche a la mañana y mucho menos tenemos un instructivo de â??El matrimonio felizâ?. A nosotras nos es difícil verlos partir cada mañana al trabajo y esperarlos largas 12 horas para solo recibirlos cansados, tristes y sin ilusiones. Extráñala, consiéntela y ámala como el primer día.
Amor, comprensión, rica comida en la mesa y una excelente vida de alcoba me han hecho una mujer muy feliz y les aseguro que a mi esposo también. Chao pues.
¿Castigo divino?
Hace algunos meses me enteré que un familiar (quien casualmente durante mi infancia me hizo mucho daño) estaba esperando un bebé. Renegué contra la voluntad de Dios por darle esta bendición a personas que son malas y que lastiman a otros, no pude entender porque a veces la vida parece tan ilógica y terminé por enterrar el asunto en algún lugar apartado en mi memoria. Hoy me enteré que el bebé de esta persona nació enfermo, al parecer un mal congénito que afecta sus miembros inferiores, los médicos han diagnosticado que usará férulas hasta los siete años, sin embargo, el tratamiento no garantiza que el menor pueda tener una excelente movilidad y menos aun una buena calidad de vida. Obvio es que no me alegré, mucho menos lance al viento un agradecimiento a las fuerzas cósmicas diciendo â??El Karma existeâ?, pues soy madre y se lo que duele ver sufrir a un hijo y llorar implorando a Dios ser yo quien parezca sus enfermedades. Me encuentro en un momento en que no siento nada, algunos dirían que es un castigo divino, pero siendo honesta el chiquillo no tiene la culpa de los errores de su padre. Ya a estas alturas solo me queda decir una oración por ellos y después volver a la amnesia donde permanecen los tristes recuerdos de una infancia robada. Chao pues.