Despues de leer la siguiente afirmación:
«Uribe es peón del imperio.-Chávez»
Pues llego a la conclusión, que si de a esas vamos, pues Hugo Chávez es un peón de Fidel Castro y de el Imperio Cubano.
Es obvio que con las reformas que impuso en la constitución politica de Venezuela, lo unico que busca es perpetuarse en el poder, tal como lo hizo Fidel Castro.
enrique dice
NO PUEDO ENTENDER, COMO ALGUIEN AUN NO HA TERMINADO CON ESE NEGRO DEGENERADO, EGOLATRA, DICTADOR, LADRON, QUE ES HUGO CHAVEZ. PARA QUE ESTAN LOS SERVICIOS, SE SUPONE QUE DEBEN ACTUAR EN FAVOR DE LAS LIBERTADES DE LOS PUEBLOS OPRIMIDOS, COMO SERA VENEZUELA EN UNOS POCOS Aí?OS MAS SI DEJAN A ESE ENERGUMENO MALEDUCADO EN EL PODER, QUE SERA DE VENEZUELA?, REALMENTE NO LOS ENVIDIO.
dR.cASTRO dice
OYEEE YANATIPUSI POR QUE NO PONEN NADA AKI EN EL BLOG DEL PLAN LLAMADO «OPERACIí?N TENAZAS» QUE ESTA IMPLEMENTANDO LA CIA EN VENEZUELA ENCONTRA DEL TAN POLEMICO REFERENDUM DE MRS. CHAVEZ…O YA DE PLANO D ELA NOTICIA QUE TRASMITO CNN IN SPANICH CON UNA FOTO DE CHAVEZ CON LA FRASE ¡QUIEN LO MATO!, DIGO HAY QUE GENERAR IMPARCIALIDAD EN EL BLOG A FAVOR Y ENCONTRA SERIA MAS SANO…
SALUDOS….
Asisoy dice
Las Guerras Secretas de Fidel Castro
Cubamatinal
CAPITULO 12.
LOS MACHETEROS DE PUERTO RICO
En una declaración oficial en 1976, el entonces gobernador general de Puerto Rico, Rafael Hernández Colón expresó que las actividades terroristas en Puerto Rico están promovidas y se hallan bajo el manto de los objetivos del comunismo de Castro; existe un claro e inobjetable vínculo del terrorismo con Castro. El régimen de Fidel Castro es el primer país extranjero en organizar ataques terroristas en gran escala dentro de los Estados Unidos. Fue a través del caso de Puerto Rico, que Castro gestó y los principales grupos que realizaron tales actividades. Pero también Castro prestó ayuda a las organizaciones terroristas de izquierda y afro-americanas que promovían la violencia como método de lucha en territorio norteamericano.
Foto: Filiberto Ojeda Ríos
Por Juan F. Benemelis*
El caso de Puerto Rico ha ocupado una atención especial en la agenda de presiones de Castro contra los Estados Unidos. La Habana ha gestado y ha alimentado a los principales corrillos que desde esa Isla han estado realizando actividades tanto legales como ilegales contra su actual situación dentro de la unión norteamericana.
Aguijoneados y socorridos por Cuba, los marxistas puertorriqueños se transformaron en una minoría batalladora y agresiva, que tuvo sus núcleos iniciales en la Universidad de Puerto Rico. Con el tiempo se fraccionaron en dos pequeños partidos, el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) conocido como el Independentista y el Partido Nacionalista Puertorriqueño (PNP) o Nacionalista.
Entre los protagonistas claves que al inicio cerraron filas con Castro figuran el comunista ortodoxo Juan Antonio Corretjer, que estuvo a sueldo de la agencia cubana de noticias Prensa Latina; el abogado Juan Mari Brás, militante en Nueva York del Movimiento 26 de Julio de Castro; Narciso Rabell Martínez, enlace con la organización estudiantil internacional aupada por la URSS, la Unión Internacional de Estudiantes, con sede en Checoslovaquia; el periodista Cesar Andreu Iglesias; y Filiberto Ojeda Ríos, un oscuro trompetista que con el tiempo llegaría a transformarse en eje de la subversión cubana en Puerto Rico.
Muchas de las caras independentistas puertorriqueñas han vivido por tiempo en Cuba y han recibido instrucción, sostén y entrenamiento de las agencias secretas de Castro. Por ejemplo, en 1961, Ojeda viajó a Cuba donde lo prepararon para infiltrarse en las bases norteamericanas de su país con una falsa identidad: Felipe Ortega.
A inicios de 1963, La Habana hace valer sus nexos con el veterano marxista nacionalista Juan Juarbe para costear un amplio recorrido de Mari Brás por América Latina. Su meta era promover el apoyo hacia la soberanía de Puerto Rico en este proyecto, y sería secundado por los comunistas de la región y por los partidos y grupos sostenidos desde La Habana. Por aquella época, Cuba había ayudado a crear al Movimiento Armado Puertorriqueño Auténtico (MAPA), de línea claramente pro-castrista. MAPA fue el primer engendro terrorista clandestino que se manifestó en Borinquen; lo tutelaban Benigno Velázquez y el narcotraficante Rafael «Rafi» Dones.
En abril de 1964, las autoridades oficiales en Puerto Rico incautaron un arsenal del MAPA en una cueva en Moca. Allí también se toparon con documentos comprometedores para Cuba en que se procuraba el estallido de una rebelión. El 16 de mayo de 1964 las autoridades puertorriqueñas presentaron pruebas de que Cuba abastecía de armamentos por vía aérea al MAPA, que llegaban los domingos por el aeropuerto de Ponce.
Ojeda fue nominado delegado de su movimiento en La Habana y ante la conferencia Tricontinental en 1966. En lo adelante Ojeda sería el vínculo clave de Castro con toda la clandestinidad de Puerto Rico para los fines de la preparación combativa. Luego de celebrada la Tricontinental, Ojeda, Rabell y José Todd Pagán sostuvieron intensas reuniones con Castro y otros altos caporales cubanos. Todd Pagán tenía firmes conexiones con la inteligencia de Alemania Oriental. En el encuentro se acuerda la fundación del Movimiento Independentista Revolucionario Armado (MIRA), que será estructurado por Ojeda en 1967.
La Habana seguirá presionando por formas de confrontación más organizadas para Puerto Rico. Así, en marzo de 1968, Rabell y Todd Pagán regresan a Borinquen a reinstalarse en el Partido Socialista Obrero (PSO), en la localidad de Aguadilla, junto al legendario Corretjer que era el padre de la Liga Socialista. El PSO se funda con ex-miembros del movimiento pro independencia y con estudiantes universitarios ligados a Wilson Cortés, David Feliciano y Héctor Rodríguez.
Los objetivos del Partido Socialista fueron revelados de inmediato: la emancipación de Puerto Rico, la creación de un gobierno socialista a través de una revolución armada, el ataque a empresas norteamericanas y el combate directo contra el FBI, la CIA y la policía nacional. De esta forma, la lucha independentista se desvirtuó de sus postulados iniciales. La flamante estrategia impuso la renovación de los originarios nacionalistas muy influidos por el timbre de Pedro Albizu Campos y su Partido Nacionalista Puertorriqueño. El Partido Socialista elevó el nivel de sus relaciones con el gobierno cubano y con el Partido Comunista Dominicano. La Habana fue del criterio de emplear una sección armada clandestina que se incorporaría al MIRA, especializada en el uso de explosivos y técnicas de terrorismo y sabotaje que Ojeda, Rabell y Todd Pagán habían aprendido en Cuba.
El MIRA fue la primera organización terrorista puertorriqueña fabricada por Cuba. Sus espectaculares actos de violencia acapararon de inmediato la atención internacional. Por ejemplo, en julio de 1968 los comandos armados destruyeron la moderna tienda Sears de Bayamón; al mes de ser juramentado Luis Ferré como gobernador de Puerto Rico, las cuadrillas del terror iniciaron una desesperada campaña, colocando bombas en bancos, hoteles, en la policía y en las oficinas del Servicio Secreto.
El 10 de abril de 1968, una escuadra dinamitera nacionalista hizo estallar varias granadas en el centro comercial de Condado y en las oficinas de la corporación IBM, advirtiendo al gobernador Ferré que se preparara para acciones aún más tempestuosas. Jornadas después, muchos de los cabecillas terroristas fueron apresados en una inmensa redada policial y resultaron convictos al facilitarse la causa cuando uno de los detenidos, González Arce, decide cooperar con las autoridades.
Los cubanos también iniciaron un serio trabajo de captación de jóvenes estudiantes y profesores de Occidente, no sólo en Puerto Rico, sino especialmente en Estados Unidos y Canadá. Lo hicieron mediante la conformación de las Brigadas Venceremos que agrupaban a jóvenes atraídos por la revolución cubana y que eran atendidas por los oficiales de la inteligencia Julián Torres Rizo y Alina Alayo Amaro (alias Adelfa), especialista para Estados Unidos.
Las Brigadas Venceremos, manipuladas directamente por el Departamento de América, rindieron frutos en el frente de la agitación, la propaganÂda y la desinformación. Sus miembros serían utilizados (algunos conscienÂtemente) en propalar posiciones a favor de Cuba y la URSS. Muchos brigadistas se vieron involucrados en episodios de brutalidad, tanto en Estados Unidos como en Europa. Cuba también les utilizará para patrocinar sus propias posturas en el exterior, al igual que en apoyo de Vietnam, Granada y Nicaragua.
Asimismo, mediante estas brigadas la inteligencia cubana pudo acumular información y reclutar agentes para sus centros ilegales en Estados Unidos, Canadá y Europa. Con respecto a Puerto Rico, las Brigadas Venceremos prestaron servicio como fuente de cuadros para las organizaciones que respaldaban la violencia en la isleta borinqueña, y para la confección del célebre comité de solidaridad con Puerto Rico. En enero de 1970, la brigadista Julie Nichamin testificaba en una entrevista concedida a la revista militar cubana Verde Olivo1 «y sabemos que nos vamos de aquí con la nueva misión de inculcar a nuestros hermanos y hermanas la dedicación por destruir el monstruo imperialista desde dentro, como el resto de los pueblos del mundo lo están haciendo desde fuera».
La reclusión de la plana mayor de las falanges terroristas no impidió que las mismas siguieran operando. Luego de organizar células secretas en Puerto Rico y en Nueva York, Ojeda en persona conduce el sabotaje contra la biblioteca pública de Manhattan en diciembre de 1969 y la ola de atentados posteriores. En marzo de 1970, estos grupos montan un atentado contra un sinnúmero de infantes de marina norteamericanos en la bahía de San Juan, y en la misma noche ametrallan los edificios de vivienda familiar del personal de la base estadounidense de Buchanan.
Terciando el año la organización terrorista será desarticulada mediante una masiva redada de sus miembros. En el juicio correspondiente se constató que los acusados habían considerado la posibilidad de conseguir planos de los alcantarillados debajo de la Fortaleza y de la Guardia Nacional con el propósito de colocar artefactos explosivos debajo de esas estructuras. También se supo que el comando completo planeaba una escapada a Cuba para adquirir enseñanza adicional en sabotaje.
En los documentos de la judicatura se señalaba cómo Rabell, Ojeda y Todd Pagán instruían a aquellos que eran enviados a Nueva York en cómo arreglar los contactos con la representación cubana en las Naciones Unidas, cada vez que se necesitaban armas y explosivos. También se advirtió la forma en que se había resuelto colocar a Rafael Nieves bajo la autoridad de un cubano que había establecido, clandestinamente, un taller de armas y bombas.
Cuando se arresta a Ojeda se le ocupa un extenso expediente en clave destinado al gobierno cubano en que se detallaba la situación de todos los partidos políticos en Puerto Rico, incluido los independentistas y los socialistas. También se confiscaron manuales editados en Cuba sobre fórmulas técnicas y artefactos explosivos, que fueron presentados como evidencia ante el Comité Judicial del Senado en Washington. Al lograr la fianza, Ojeda desaparecerá inmediatamente, siendo declarado fugitivo. Sin embargo, su presencia se hace sentir el 14 de noviembre, día en que retumban bombas en cinco establecimientos de San Juan.
En 1972 se originó una honda escisión en las filas insurgentes puertorriqueñas. El Partido Socialista determinó ir a las elecciones, provocando así su desavenencia con los comandos armados y con los demás grupos socialistas. En enero de 1973, el Partido Socialista inaugura una oficina en La Habana. Entre 1972 y 1976, a lo largo de la administración del gobernador Rafael Hernández Colón, emergieron en la isla de Borinquen diferentes cuerpos subversivos que si bien no consumaron demasiados hechos de terror contra el gobierno, si atracaron bancos y se fueron alistando para lo que sería una furibunda batalla en el cambio de administración con Carlos Romero Barceló.
Muchos de los fondos que Cuba lograba para las ocupaciones hostiles en Puerto Rico se canalizaron a diferentes conjuntos sirviéndose de Mari Brás y de Juan Bautista Márquez, del partido comunista isleño. La conexión entre Cuba y los terroristas puertorriqueños esta apuntada en la página 36 del Informe Anual del FBI2 fechado en diciembre de 1973: «un conteo actual demuestra que aproximadamente 135 dirigentes de grupos subversivos independentistas puertorriqueños han viajado a Cuba comunista para adoctrinamiento y/o entrenamiento. Muchos de ellos recibieron instrucción extensiva en tácticas de guerra de guerrillas, preparación de artefactos explosivos y métodos sofisticados de sabotaje».
EL ALTO MANDO DEL CARIBE
Por esa época, Cuba conformó un alto mando para la revolución en el Caribe y en la América del Sur, en la forma de una estructura que encauzó los propósitos de su aparato de inteligencia y su Departamento de América en proporcionar armamento, entrenamiento e inteligencia a las plataformas subversivas del área. A esta junta perteneció un puñado selecto de latinoamericanos, Ojeda entre ellos. De esta manera se diseñarán los esfuerzos para atemorizar a la comunidad empresarial norteamericana.
De regreso a Nueva York en 1974, Ojeda se dará a la tarea de reagrupar dentro de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) los restos de las disímiles agrupaciones terroristas. Lo hará a través del espía cubano Julián Rizo, y anunciará públicamente las intenciones de combatir «al imperio» desde adentro y con todas las armas. Con la ayuda de sus colegas cubanos, Ojeda fogueará a los primeros cuadros de las FALN en el manejo de explosivos y tácticas de guerra de ciudad.
Un comunicado del gobernador de Puerto Rico señaló que la FALN estaban articuladas a terroristas negros norteamericanos del Weather Underground y con la DGI cubana. Los enlaces de los puertorriqueños con los extremistas de la Weather Underground, como por ejemplo Katherine Boudin, fueron confirmados por el propio Corretjer en una entrevista de prensa. â??Las FALN estaban operando en íntima asociación con la DGI de Castro para producir una campaña de terrorismo urbano, al igual que hicieron los Tupamaros en el Uruguay»3
Ladislav Bittman, miembro del servicio secreto de Checoslovaquia (STB) que desertara a Occidente, dio testimonio de lo siguiente4 . «El Weather Underground en los Estados Unidos mantuvo contacto con la inteligencia comunista por años, particularmente cubana, de Alemania oriental y Corea del Norte. Ellos apoyaban al Weather Underground con dinero, equipos y escondites» «Larry Fratwohl, un ex miembro del grupo, explicó que los miembros del Weather Underground se localizaban unos a otros, cuando perdían sus contactos del grupo, utilizando un nombre de código especial para telefonear a la embajada cubana en México o Canadá. Un operativo de la inteligencia cubana, estacionado en la embajada de Cuba, entonces ponía en contacto a los miembros perdidos5â?
Según un estudio realizado por la Fundación CubanoAmericana, los agents oficiales cubanos mantenían un estrecho contacto con grupos radicals en los Estados Unidos, principalmente a través de la misión cubana en la ONU. La mission diplomática cubana ha ayudado repetidamente a terroristas puertorriqueños, entre ellos a las FALN, al Comité de Solidaridad con Puerto Rico, a los Macheteros y así como a las Brigadas Venceremos y el grupo Weathermen6.
Los puertorriqueños dedicados a la violencia, muchos de ellos desempleados, vivían del narcotráfico, de los asaltos a bancos y a carros blindados, y de varios secuestros de ricos delincuentes, como el de Raymond Márquez. El FBI y la policía de Chicago precisaron una conexión entre Carlos Alberto Torres y el narcotraficante cubano Luis «Cuba» Valdés, distribuidor de la droga que provenía de Cuba7.
La reapertura del «segundo frente» puertorriqueño tomó la forma de atentados contra oficinas de bancos y de corporaciones, así como tiendas por departamentos en la ciudad de Nueva York. En septiembre y octubre de 1974, la FALN hizo explotar bombas en el City Hall y en la estación de policías de la ciudad de Newark, así como en otros cinco sitios prominentes, incluyendo el Rockefeller Center en Manhattan. Pero el atentado más espectacular de la FALN sería la explosión de un artefacto el 24 de enero de 1975 en el restaurante francés Tavern del distrito de Wall Street en Nueva York durante la congestionada hora de almuerzo8. Un maletín abandonado en el pasillo contenía el explosivo; en el incidente mueren cuatro personas y cincuenta y cinco resultan heridas.
Días después en La Habana, Castro servirá de anfitrión a lo que se consideró como la primera conferencia mundial de solidaridad para la independencia de Puerto Rico9. La FALN había concretado sesenta atentados dinamiteros reconocidos desde 1974 hasta el 3 de noviembre de 1976, fecha en que la policía de Chicago ocupó una de sus casas de seguridad. Según el New York Times, â??de los grupos que se formaron en 1974, han sido las FALN las responsables de 49 sabotajes de bombas, con el resultado de 4 muertos y 65 heridos â??10
En una alocución a la prensa, el presidente Gerald Ford envió un mensaje a La Habana, donde apuntaba que existían aquellos interesados en distorsionar los hechos, de embaucar a otros sobre sus relaciones con Puerto Rico. Esos que están inclinados a interferir en las libremente establecidas relaciones nuestras con Puerto Rico, deben saber que tales actos serán considerados como una intervención en los asuntos domésticos de Puerto Rico y de los Estados Unidos; actos no amistosos que serán enfrentados con los medios apropiados11
Ojeda se mantendrá escondido durante un tiempo en la sede de la misión permanente de Cuba ante la ONU en Nueva York, donde fue detectado en 1976 por un equipo de vigilancia del FBI. En 1976, Ojeda regresa clandestinamente a Puerto Rico para establecer el otro brazo armado de la FALN, al que se dará el nombre de Macheteros. En París, Ojeda se acoplará con el tenebroso «Carlos el Chacal», así como con prominentes subversivos de la OLP. Orientaban sus actividades en ese entonces los agentes cubanos Mario Monzón y Alfredo García Almeida.
La más importante de las cédulas promotoras del horror en la República Dominicana, la Resistencia Dominicana, también se juntará al círculo de Ojeda para coordinar actividades. Unos meses después, varios de los dominicanos son arrestados en Puerto Rico; Víctor Morales, uno de los detenidos, que en Europa se movió bajo la tutela del «Chacal», que lo transfirió a los puertorriqueños por órdenes de La Habana, admitió en los interrogatorios haber recibido entrenamiento de la OLP y acarreado operaciones combinadas en la Isla. El propio gobernador Hernández Colón acusó en 1976 a Castro, de ser la mano tras los dominicanos que robaron bancos en Puerto Rico para financiar actividades terroristas12.
El año 1976 fue prolífico para los ensamblajes terroristas puertorriqueños, sobretodo porque más de 3,000 miembros del Partido Socialista Popular se darán de baja de sus filas cuando Mari Brás decide participar en las elecciones. El acondicionamiento de puertorriqueños en la playa cubana de Guanabo era masivo; alrededor de 600 de tales elementos recibieron diversos grados de preparación; algunos de ellos combatieron con las tropas cubanas en Angola.
Castro arregló que el MIR chileno -en época de Salvador Allende-, adiestrara y armara cuadrillas terroristas puertorriqueños. Tras la caída de Allende, los entrenamientos de centraron en Cuba. Alrededor de 600 puertorriqueños se prepararon en Guanabo, y algunos de ellos participaron en las invasiones cubanas de Angola y Etiopía13. Los servicios secretos de Castro practicaron con los puertorriqueños lo que anteriormente habían hecho con los Tupamaros y Montoneros, y luego con el M-16 colombiano: convertirlos en expertos asaltantes de bancos. En agosto de 1978 los Macheteros perpetraron su primera acción espectacular al balear a un policía en la localidad de Naguabo. El 1 de octubre, robaron 500 libras de nitrato de amonio en sacos, dinamita tobex, cartuchos de iremita, detonadores y mechas, del almacén regional de obras públicas en Manatí, Puerto Rico14.
En julio de 1979, luego del triunfo sandinista, La Habana orienta a Ojeda consolidar bajo un sólo mando a todos los focos de combatientes puertorriqueños. Como resultado de ello, tiene lugar, dos meses después, un mitin entre los jefes de grupos, Ojeda, Corretjer y Federico Cintrón, que acuerdan instaurar el singular Partido Revolucionario de los Trabajadores Puertorriqueños.
La primera maquinación coordinada de este consejo mixto fue la colocación de ocho bombas en Puerto Rico y en Chicago el 17 de octubre de 1979; para ello se utilizará parte de la iremita robada en Manatí el año anterior15. Estas acciones fueron orientadas por La Habana como respuesta a los ejercicios militares que desarrollaban las tropas norteamericanas destacadas en la Base Naval de Guantánamo, en Cuba.
En diciembre de 1979, macheteros armados de fusiles checos AK-47 emboscaron un ómnibus de la marina norteamericana en Sabana Seca. En marzo de 1980, las autoridades norteamericanas detuvieron a un comando puertorriqueño cuyo audaz plan era asaltar los puestos de mando electorales de los aspirantes presidenciales George Bush y Jimmy Carter.
En enero de 1981, los terroristas atacaron con bombas el aeropuerto militar Luis Muñoz Marín, en Isla Verde, y destruyeron 9 aviones cazas norteamericanos valorados en $45 millones de dólares. El asalto sólo tomó siete minutos, lo que demuestra el alto grado de precisión y eficiencia adquiridos.
En la noche del 15 de marzo de ese mismo año, los Macheteros dejaron una bomba en el baúl de un auto marca Pontiac estacionado en el sótano del centro de convenciones en Condado, donde estaba anunciada una conferencia del ex secretario de estado Henry Kissinger. El atentado no se consumó al fallar el mecanismo detonante; no obstante, expertos en explosivos estimaron después que la fuerza de expansión del artefacto colocado en el carro hubiera derrumbado gran parte del edificio.
El 14 de julio, los Macheteros demolieron tres estaciones de navegación y objetivos de la Guardia Costera, interrumpiendo el traficó aéreo entre Estados Unidos y América Latina16. También en Nueva York, la FALN resurge bajo el caudillaje de Luis Rosado en febrero de 1982, con cuatro atentados dinamiteros en el distrito financiero de Wall Street.
La reactivación de la FALN se logra mediante la coordinación de sus diligencias por intermedio de los cubanos con dos cuadrillas terroristas norteamericanas: la organización comunista 19 de Mayo y el Ejército Negro de Liberación. La FALN ya tenía una lista de futuras víctimas que incluía a notorios funcionarios de los Estados Unidos, encabezada por el entonces presidente Ronald Reagan. El último atentado atribuido a las FALN ocurrió en agosto de 1983, frente al centro de computadoras de la Marina, en la ciudad de Washington.
Entre 1975 y 1981, alrededor de nueve comandos puertorriqueños perpetraron 260 actos de violencia en la Isla y un centenar en los Estados Unidos. De todos ellos, las cinco falanges unificadas por Ojeda y asesoradas por los cubanos lograron una mayor eficacia en sus golpes de mano; sin dudas, los Macheteros serán los más destacados. William Webster, el entonces director del FBI, testificaba en diciembre de 1981 ante el congreso norteamericano que la serie de incidentes terroristas sugerían múltiples tipos de apoyo de Cuba a los independentistas puertorriqueños.
A tales conglomerados subversivos se arriman varias organizaciones políticas legales, como el Partido Comunista de Puerto Rico, el Partido Socialista que dirige el marxista Mari Brás, la Liga Socialista regida por Corretjer, el Movimiento Socialista Popular de tendencia guevarista; y otros. No obstante el cacareado apoyo popular, los coros políticos que exigen la independencia de Puerto Rico no han alcanzado más del 6 porciento de los votantes cuando han concurrido a elecciones.
El 17 de junio de 1983, el capo machetero Carlos «Puma» Rodríguez fue arrestado por desfalco de varias sucursales bancarias, operación que había producido $2.5 millones de dólares al movimiento Machetero. El pasaporte del «Puma» Rodríguez indicaba dos viajes a Cuba, poco tiempo antes de tal faena.
El lunes 12 de septiembre de 1983, natalicio del líder nacionalista Albizu Campos, los Macheteros robaron $14 millones de dólares de las oficinas de la Wells Fargo en la ciudad de Hartford, Connecticut17. El atraco fue planificado por Ojeda y Juan Segarra Palmer durante dieciocho meses, en cuyo período ambos visitaron Cuba en distintas ocasiones. Dos semanas después, Segarra Palmer partía para Méjico conduciendo una casa rodante con paredes y piso dobles donde iban escondidos Eliseo Gerena, uno de los asaltantes de la Wells Fargo, y $2 millones de dólares que habrían de llegarle a Castro por mediación de sus espías destacados en México, los cubanos Fernando Comas, José A. Arbessú y el argentino Jorge Masetti18.
En marzo de 1984, el FBI detectó la misma casa rodante cruzando la frontera con Méjico. Otros $3 millones del botín pasarían a manos de Comas, con quien los Macheteros se reunieron nuevamente. Al finalizar las entregas, un total de $14 millones de dólares del robo de la Wells Fargo irían a parar a las arcas de Castro.
En una entrevista concedida al The Miami Herald19 el ex agente de los servicios cubanos, Masetti relató que el alto oficial del Departamento de América, Arbessú, había facilitado, en febrero de 1983, pasaportes falsos y $50,000 para financiar la operación a los Macheteros. Asimismo, Masetti ayudó, con documentación falsa, al traslado de Gerena hacia La Habana.
Masetti explicó20 que ésta práctica cubana de financiar los atracos a joyerías y asaltos bancarios se extendió a muchos grupos izquierdistas latinoamericanos que se hallaban en dificultades económicas, trabajos que logísticamente se armaban desde los centros de espionaje en México; de tal forma, Cuba también se ahorraba el tener que extender una ayuda monetaria sustancial a tales movimientos.
Por motivo de estos fondos surgirá un conflicto dentro de las filas de los Macheteros. Ojeda había insistido en mover todo el dinero a Cuba; pero otros individuos en la organización lograron apoderarse de $2.5 millones de dólares, de lo cual suministraron la mitad a la guerrilla salvadoreña. Ojeda fue desafiado abiertamente, alegándose que el control de la mal habida fortuna debía ser responsabilidad de los Macheteros y no de los cubanos.
El antagonismo interno se agudizó cuando la facción de Jorge Farinacci insiste en desatar ataques de menor escala, pero con más frecuencia, mientras Ojeda seguía abogando por dar golpes espectaculares. A las 7:43 de la noche del domingo 30 de octubre de 1983, los macheteros Luis Colón y los tres hermanos González dispararon un cohete antitanque LAW-M-72 contra las oficinas del FBI localizadas en el quinto piso del edificio federal en San Juan. Según informaron, el ataque se hacia en represalia por la invasión norteamericana de Granada.
El número de serie del cohete demostró que éste pertenecía al armamento abandonado por el ejército norteamericano en Vietnam en 1975, parte de cuyo arsenal fue trasladado a Cuba. El secretario de estado George Schultz, declaró el 11 de noviembre de 1986 que la URSS y Cuba habían estado enviando esas armas a elementos subversivos en América Latina21.
â??De gran preocupación para los miembros de los órganos policiales fue el descubrimiento de depósitos de armamento sofisticado, incluidos cohetes, explosivos, ametralladoras. Este arsenal había sido abandonado por las tropas norteamericanos en Vietnam del Sur, luego fueron recuperadas por el Viet Cong, remitidas a Cuba y finalmente embarcadas a Puerto Rico. Asimismo fueron descubiertos documentos que implicaban atentados con bombas y asesinatosâ?22.
Ojeda viajó a Méjico el 29 de junio de 1984 y discutió de nuevo con el cubano Comas, para ponerle al tanto de la pugna que existía respecto a la distribución del dinero y la posibilidad de que los documentos ocupados en recientes registros policíacos pudieran comprometer al gobierno cubano; también expresó su temor de que sus rivales Macheteros fueran a matarlo y que después se culpara a la policía. Ojeda pidió que Cuba sólo reconociera a su facción de Macheteros y suministrara armas y entrenamiento exclusivamente a sus miembros, y les recordará el compromiso contraído con él. Los cubanos accedieron y le aseguraron que no entregarían a nadie el dinero de la Wells Fargo sin su autorización, la de Piñeiro o la del propio Castro.
Una conversación telefónica de Ojeda, grabada por el FBI una semana después desde su residencia, recoge el plan de introducir 30 kilos de explosivos plásticos a los Estados Unidos por la frontera de Méjico como parte de un cargamento de armas largas y cortas y granadas de mano que les iba a facilitar el gobierno de La Habana. El FBI reportó que en sus agresiones a instalaciones federales en Puerto Rico, entre l983 y l985, los Macheteros habían usado armas antitanques M-72 de las transferidas de Vietnam a Cuba luego de la retirada norteamericana de Saigón23.
En enero de 1985 los Macheteros golpearon nuevamente al atacar con cohetes la Corte Suprema de Estados Unidos en San Juana. De nuevo, los cohetes, habían sido facilitados por Cuba24. Asimismo, William H. Webster, director del FBI aseveró lo siguiente: â??Cuba’s aggressive support of terrorism has not gone unnoticed»25 En septiembre de 1985, el FBI anunció el arresto en Puerto Rico de Ojeda y de 11 altos jefes Macheteros. Las pruebas de la fiscalía arrojaron que Ojeda y otros sostenían contacto en Méjico con el conocido agente cubano Comas, de largo historial en la violencia continental y que había laborado en la coordinación de la logística para los sandinistas desde Costa Rica. Por su parte, el gobierno mejicano, bajo la presión de Cuba, ordenaba la libertad del machetero William (Guillermo) Morales, quien de inmediato partió hacia La Habana.
Desde que asumió el poder en Cuba, en 1959, Castro ha fomentado, entrenado, armado y protegido el terrorismo puertorriqueño en Estados Unidos. Así quedó ratificado en una resolución conjunta de Cuba con Irak, ante la ONU en 1980, donde expresaban que la ayuda a las fuerzas independentistas de Puerto Rico no era negociable. Pero Castro buscó dos objetivos mediante el uso de estos grupos: demostrar, mediante atentados y sabotajes, la vulnerabilidad de la seguridad interna de Estados Unidos, y desmantelar las bases militares estratégicas norteamericanas en Puerto Rico, que mantienen la protección naval, aérea y electrónica de la Cuenca del Caribe.