Ahora que se acerca el dia en que los fieles cristianos esperan ansiosamente el mensaje de parte de diosito confirmando que Karol Wojtyla por fin ha entrado al cielo y tiene la aprobación para trabajar como santo patrono de los polacos, es pertinente recordar algo sobre la vida de uno de los Papas Católicos más famosos de los últimos tiempos.
A Juan Pablo 2, además de los superpoderes curativos que obtuvo al morir, algunos lo recuerdan por su rostro bonachon, por su enorme cantidad de visitas a México (como tres y es que el tema parece medirse con la misma cuchara con la que se miran los goles que alguien puede anotar en todo un torneo completo de futbol soccer) y por haber canonizado a Juan Diego a pesar de que nadie esta seguro si fue una persona real. Pero lo que los fieles parecen olvidar es que el verdadero legado de Juan Pablo 2 fueron sus enseñanzas claras y contundentes sobre un tema tan importante como el más alla (entendiendo que el más allá, además de que nadie sabe si se acentúa o no, es un lugar/tiempo/cosa sobre el que nadie sabe nada de él).
1.- EL CIELO.
Sucedió que por alla en el verano de 1999 que el Papa Juan Pablo II, inspirado por la paloma del Espíritu Santo, ya en el ocaso de su vida terrenal, en una edad en que muchos mortales pierden claridad mental y sólo se les ocurren incoherencias, que el Santo Padre vio clara la luz y decidió emprender radicales reformas en el Cielo, el Infierno y el Purgatorio.
Hasta entonces el Cielo había sido un lugar inconcreto por encima de las nubes, en la estratosfera, un lugar donde las almas de los justos se reunían con Dios y gozaban de su contemplación por toda la eternidad. «Mirar a Dios no cansa —nos advertían los predicadores en sus sermones—, muy al contrario: es el gozo mayor que se puede concebir, tanto que precisamente por eso no lo concebimos». Y es por ese tipo de declaraciones que algunos comenzaron a sospechar que el Cielo es un lugar aburrido. Sin embargo, no lo es. De hecho uno de los gozos del Cielo consiste en contemplar desde arriba, como desde un palco privilegiado, los sufrimientos que padecen los condenados al Infierno.
El pío Tertuliano explica la alegría que el justo experimenta al contemplar a los pecadores en el Infierno «reblandecidos y macerados por el fuego, ¡qué espléndido espectáculo se ofrecerá allí, que suscitará mi asombro y provocará mis risas!». El obispo Cipriano y la santa Lactancia prometen la contemplación de los tormentos de los condenados como parte del gozo de los justos en la Gloria.
Santo Tomás de Aquino suscribe la misma idea en su Suma teológica; «Para que la beatitud agrade más a los santos (magis complaceat) y se muestren más agradecidos a Dios, les será dado contemplar, con una perfecta visión, los tormentos de los condenados.» El Papa Wojtyla, con ese dominio escénico que Dios le concedió, aguardó a la celebración del jubileo del nuevo milenio, para comunicar su escatológico dictado.
El mensaje era tan revolucionario que prefirió, siempre prudente, emitirlo en cómodas entregas semanales, en el curso de otras tantas audiencias. En la primera, el miércoles 21 de julio de 1999, Wojtyla declaró que «el Cielo existe, pero no está en un lugar físico entre las nubes» sino que es «una relación viva y personal con Dios».
El Cielo pues se ha quedado en «una relación viva y personal de los creyentes con Dios». Con san Agustín, el Papa sostiene que «en el Cielo la bienaventuranza es eterna y la alegría interminable», «es el estado de felicidad suprema». Esta declaración, que más bien es aclaración, fue acogida con balidos de satisfacción por el rebaño cristiano, y no sólo por las ovejas sino también por los pastores.
En el fondo, si uno lo piensa, el Papa no cambiaba gran cosa. Antes pensábamos que el Cielo estaba arriba en algún lugar inconcreto, pero ahora, con la cantidad de chatarra espacial que gira a velocidades de vértigo en torno a la Tierra, desde que comenzamos a lanzar cohetes y desde que telescopios cada vez más potentes y Hawkins y otros físicos, ateos casi todos, investigan el cielo, se nos estaba acabando el misterio que embaucaba a la humanidad desde que los homínidos boquiabiertos contemplaban la bóveda celeste, con sus miríadas de estrellas, así que ha sido preferible trasladar lo celestial lejos de lo celeste, a un lugar imaginario que, en realidad, no es tal lugar sino un concepto. Es algo posible y razonable dado que las almas son insustanciales, ni pesan, ni miden, ni tienen color. Estos cambios nos plantean, no obstante, algún problema teológico menor y fácilmente subsanable, eso espero.
Todavía hablan los pulpitos de la Ascensión del Señor (Jesús resucitado ascendiendo al Cielo) y de la Abducción o Asunción de la Virgen, su Madre, succionada al cielo por un impulso divinal o levitación asistida. Si con la remodelación del Santo Padre, el Cielo no está arriba sino en lugar inconcreto, que no es arriba ni abajo ni a la izquierda ni a la derecha, estos conceptos, Ascensión y Asunción, no nos sirven y se prestan a confusión. Sería mejor sustituirlos por Desintegración Celestial, Disolución Atómica o algo parecido, en eso no me meto, que doctores tiene la Iglesia. Confío en que alguna comisión pontificia esté trabajando en ello y muy pronto rinda copiosísimos frutos dilucidando este particular urbi et orbi. Mientras tanto sería encomiabilísimo que los obispos emitieran una pastoral conjunta para advertir a los sacerdotes de sus diócesis que no deben usar —como lo siguen haciendo— los conceptos Ascensión y Asunción, que ya han quedado obsoletos.
Tampoco deberían usar los predicadores la expresión «Altísimo » aplicada a Dios. Antes tenía sentido porque lo imaginábamos en el Cielo, por encima de las nubes, pero ahora, con la desubicación del Cielo, debemos acoger la idea de que puede estar en cualquier parte, arriba, abajo, a la derecha o a la izquierda, o sea en lugar de Altísimo deberíamos llamarlo Vastísimo, puesto que, además, como está en todas partes, lo ocupa todo.
Vastísimo pues, que así nos lo enseño Juan Pablo 2. Y cuidado con la ortografía, no me lo vayan a escribir con B.
Autor: Juan Eslava
juan_loko13 dice
Chanate pecador …te va a llevar satanas a sus aposentos.
Retro dice
Jaja que curado pero neto post
Pero yo tengo una duda se supone que el poder pa beatificar un guey nomas lo tiene jebus, pero si al papayon lo va a beatificar el papa cheche Ratzinger entonces este es mas chingon que jebus? Esa duda me atormenta, salvame jebus!
Edoman dice
!!Chanate blasfemo!!! te vas a ir al infierno directito, Tu padrecito de la infancia te va a sodomisar diario y yo estarè en el cielo ..!!! claro, en primera fila!!
Alex dice
Yo no entiendo que diferencia «oficial» hay entre santos y beatos, pero que no a los papas les dicen en vida «su santidad»?
Es en serio, si alguien sabe que por favor me explique.
guillermo dice
pues dios no es pendejo y junto con su hijo jesus, de quien se dice defiende a capa y espada a los niñ@s, lo van a mandar directito a la chingada con tremenda patada en el culo por haber solapado los crimenes del el lider legionario Marcial Maciel.
Chanate dice
RETRO, que bueno que te gustó el post. La respuesta a tu pregunta es que la propia Iglesia Católica Romana es la vocera oficial de diosito y como tal, se adjudica el derecho para declarar públicamente la voluntad de diosito que aunque es todopoderoso, le encanta lo teatral y por eso en vez de decirle a todo el mundo, habla en secreto a los padrecitos para que ellos nos informen las palabras de diosito.
No es que el Papa, los cardenales y el resto de la jerarquía católica sean mayores que Jesus, solo son sus voceros porque ellos mismos así lo dicen y ¿ni modo que sean mentirosos si son los voceros de Jesus/Jehova?
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EDOMAN: Que disfrutes el espectáculo. Ahi te encargo que votes por mi para los premios Oscar de los que muestran sus partecitas oscuras en más alla.
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ALEX: Para ser santo primero tienes que morirte, para despues ir adquiriendo categorías de Siervo de Dios, Venerable, Beato y finalmente Santo.
La razón es sencilla. A los muertos es muy difícil encontrarles malas acciones que podrían impedirles subir en el escalafón divino.
El término Su Santidad es mero protocolo y señal de buena educación, pero ya sabemos que los Papas han salido hasta peores de pecadores que yo y por eso el proceso de santificación se da cuando un individuo muere y no antes.
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GUILLERMO: Que el señor te perdone por hablar mal del padrecito Maciel que en vida fue una gran persona, ya que hizo grandes obras que eclipsan y sobrepasan su defectito ese de que le gustaba tener relaciones ano-bucales-mano-verijitales con niños. Pero vamos, nadie es perfecto ¿o tu si? No te pongas quisquilloso con el padrecito pederasta.
Salud!
lau dice
ese papa es mi favorito porque también canceló el fuego del infierno 🙂