¿Alguna vez te has despertado en Lunes una hora antes de lo normal solo para mirar con calma el capítulo nuevo de una serie de televisión antes de salir a trabajar? Yo si. Aunque no estoy seguro si ese nivel de adicción sea algo para presumir.
A lo que iba, anoche la cadena Fox estrenó la nueva y presumiblemente última temporada de la multipremiada y a veces apaleada serie de televisión que lleva por nombre el número 24 y debo decir que volver a ver a Jack Bauer y a algunos de los personajes que lo han acompañado en sus días contra el reloj, es algo que me dio harto gusto.
Y es que la última vez que vimos a Bauer al final de la temporada anterior estaba en coma o algo así y no sabíamos si regresaría a sus actividades antiterroristas en silla de ruedas como la Oráculo o con implantes cibernéticos como Robocop. Pero resulta que no, Jack Bauer, el último Last Action Hero que les queda a los gringos regresó aparentemente normal y tan salvaje como siempre. Un poco mas avejentado y abuelo, pero en el fondo sigue siendo el mismo Bauer.
La serie siempre se ha caracterizado por una manufactura impecable de sus escenas de persecuciones, golpes y disparos, y a juzgar por su estreno, no se ve que esta nueva temporada vaya a ser la excepción. Veremos complots terroristas, armas sofisticadas, corrupción en las altas esferas del poder y a los gringos como los peores enemigos de ellos mismos.
Tambien es seguro que al igual que todos sus parientes que le hemos conocido en las temporadas anteriores, en esta nueva veremos que su nieta le dará dolores de cabeza a Bauer peores que los que les provocó su hermano, su hija, su padre, su hermano y su esposa.
Pero sobre todo veremos en esta temporada un replanteamiento de los que siempre ha sido 24: conocer los límites de todo lo que se puede hacer para lograr un objetivo y la carga de culpa que se siente por hacerlo.