Música para camaleones Vol. 1: â??!Con esas greñas y esa facha, pareces travestí­ de la Merced!â?

No hay nada peor que la nostalgia y peor aun, la que es inducida por los medios â??espuriosâ? de comunicación con tal de exprimirle unos pesitos más a los que fuimos la primera generación de mexicanos que crecimos pegados a la tele como virtual â??nana electrónicaâ?.

Así­ pues, mucha gente le da vuelo a sus recuerdos de la juventud perdida donde eran â??rockerosâ? y hablan de lo â??chingónâ? que eran Bon Jovi, Quiet Riot y juran y perjuran que el mejor grupo â??pesadoâ? de los ochentas, fue Guns & Roses.

Cierto es que hoy por hoy, dichas agrupaciones solo se escuchan en bares para cuarentones (como el â??Sixtiesâ? o el â??Liverpool pubâ?, aquí­ en el D.F.), en alguna que otra fiesta â??temáticaâ? de los ochentas y (por supuesto!) en cualquier Hard Rock Café.

Bien dicen que el tiempo perdona todo â?¦ hasta nuestra juvenil inexperiencia que a más de uno le hizo soñar con dejarse la mata larga, hacerse una «base», meterse en mallas de licra negra, ponerse una chamarra llena de estoperoles, pintarse los ojos y con una guitarra en la mano, conquistar a más de una morra rockera en el tianguis del Chopo. (y si no me creén, preguntenle a Charly Montana)

Mí¶tley Crí¼e (â??Mota Cruelâ? â??pa la banda chopera) tuvo sus quince minutos de fama en el mundillo de los héroes desechables del rock, aunque el reloj de sus integrantes posiblemente se descompuso y siguen pensando sus integrantes que están en la cúspide de su fama.

Con â??To Fast For Loveâ?, su álbum debut de 1981, los Crí¼e le regresaron al rock una vez más la peligrosidad que encierra su más famoso lema: â??Sexo, droga y rock and rollâ? y por un momento, fueron el tipo de grupo que si lo escuchabas, seguramente tu mama no dudarí­a en tirar a la basura tu disco con la buena intención de alejarte del mal. El bajo vientre de Vince Neil (cantante), enfundado en unos ajustados pantalones de cuero, adornado de estoperoles y con sus manos en una sugestiva pose de â??¿no quieres?â? dentro de la portada de su disco era una advertencia que confirmada su peligrosidad en la contra: Cuero y metal, así­ como botas de tacón de aguja, pelos largos ensortijados y maquillaje y una pose sexualmente abierta â?¦ tanto que Vince Neil, Mick Mars (guitarra), Nikki Sixx (Bajo) y Tommy Lee (baterí­a) podrí­an haber pasado como una versión hard core de los New York Dolls o por unas jotas travestí­s baratas de la merced.

La crudeza de la sórdida vida ochentera en Los Angeles, esa que pasaba por los legendarios clubes del norte de Hollywood, como el el Roxy, el Trobadour y el Whiskey a Go-Go y terminaba en las piernas de alguna prostituta del Hollywood Boulevard es lo que se escucha en esta opera prima de los Crí¼e y que es por si misma, el espejo de los primeros años de una década perdida entre la paranoia de un presidente senil y ultraconservador (que a pesar de eso, seguí­a los consejos de un astrologo!) como lo fue Ronald Reagan y la creciente sensación de que el futuro, tal y como lo conocieron sus papás, estaba cancelado. Vivir con el miedo de saber donde se encuentra el más proximo «fallout shelter» y despues beber cerveza hasta que nada de esto tenga sentido y encontrar en el sexo y hedonismo la cura para pasar no pensar en el futuro fue la razón de ser de los bares de L.A.

Y ahí­, en esos lugares, lo que se cantaba, eran canciones sobre drogas, borracheras, sexo y mujeres y el desmadre que todas esas cosas provocan; mismas cosas que a su vez son estándares socorridos dentro de rock y de eso precisamente trata el primer disco de los Crí¼e; canciones rápidas con riffs metalosos, pero melódicos (â??Live Wire, Too Fast For Loveâ?) que igual le cantan a los ojos de una groupie clavada (â??Starry Eyesâ?) o una oda a los orgamos del sexo salvaje, esos que se tienen cuando los juegos sexuales se acerca peligrosamente a la violación (â??Take Me To The Topâ?).

El hair metal habí­a nacido y para todos hay en la viña del Señor (del Rock): Para los fresas con actitud â??metaleraâ?, Bon Jovi. Para los que les gusta el desmadre y las actitudes de macho, ahí­ esta Van Halen, para los â??defensores de la fé â?¦ en el metalâ? pues Iron Maiden, Judas Priest y los Scorpions (antes de su vomitivo â??wind of changeâ?), para los y las que suspiraban que solo habí­a caras feas en el rock, ahí­ está Def Leppard y para los que les gustaba la canción de moda â?¦ pus Quiet Riot, Ratt, Winger, White Lion, Warrant â?¦ etc.

Era pues una época donde aun con todo, habí­a aun inocencia y posibilidades de hacer trizas la moral y la decencia con el comportamiento de los Dioses del Rock â?¦ esos que todo se permití­an y donde cualquier exceso se arreglaba en clí­nicas de desintoxicación. Los Crí¼e, con su imagen salvaje y guarra, se hicieron de una fama que a falta de Internet, la conocí­amos por las revistas y una que otra nota escandalosa en el periódico; como la famosa apuesta que hicieron Nikki Sixx y Tommy Lee de ver cuanto tiempo aguantaban sin bañarse y la manera en como mes y medio después, terminó esta, cortesí­a de una groupie que enfermó después de haber realizado una felación a Sixx.

Sin embargo, el gustito de haber encontrado a un grupo cuya fama trascendí­a la imagen y llegaba a extremos guarros, grotescos y hasta enfermizos nos duró poco. El segundo disco de Mí¶tley Crí¼e, Shout At The Devil (1983) los convirtió de inmediato en estrellas de la aun inmadura MTV con la fama que esto conlleva y por supuesto, cualquier exceso que el dinero pueda comprar. El accidente donde perdió la vida el baterista de Hanoi Rocks y que fue causado por la imprudencia de Nikki Six al conducir ebrio el auto que llevaba a los dos a una licorerí­a fue también el cierre formal de la leyenda negra de los Crí¼e. Sus siguientes álbumes, que si bien tuvieron mejores ventas que el Too Fast Fast y el Shout At The Devil, los colocaron más en la vena del â??hard popâ?.

Ahora los Crí¼e â??amenazanâ? con regresar una vez más a los escenarios con un nuevo álbum y presumiblemente, una nueva gira. Si de verdad usted, el que lee esto, tiene respeto por sus memorias ochenterasâ?¦ no vaya a verlos! â?¦ ora que si tiene curiosidad de que por medio de unos potentes binoculares le pueda ver la entrepierna a Tommy Lee y aunque sea de lejitos pueda constatar el tamaño de su â??esoâ? (por aquello que aun cree que el video porno con Pamela Lee está trucado), mejor acepte que es una jota en potencia.

Besitos!