La primera parte de la historia está aquí.
Poco a poco, la oscuridad fue desapareciendo. No supe cuánto duró mi inconciencia. Trataba de enfocar mi vista hacia las figuras que se movían despacio, como si la vida las tuviera que esperar. Estaba acostado y no alcanzaba a recordar claramente lo que había pasado. Pudo haber sido un mal sueño, quizá había despertado de un coma y mi familia estaba esperando a que reaccionara. De un solo golpe mi vista recobró su nitidez y recordé donde estaba. Los seres se acercaron a la cama en donde estaba tirado tan rápido como pudieron y al verlos grité con todas mis fuerzas. Me busqué mis piernas; ahí estaban, mis brazos no los hallaba, pero porque me habían amarrado a la cama. Seguí gritando, pensando que alguien llegaría en mi auxilio.
Uno de ellos tenía colgado un pequeño pizarrón blanco sobre su torso. Sacó de un bolsillo un marcador y empezó a escribir en el pizarroncito.
SOMOS PACíFICOS.
–¿Qué? â?? Eso sí no me lo esperaba- ¿pero qué son? ¿zombies o qué?
Borró con un pañuelo el primer mensaje y escribió: PODRíA DECIRSE.
Las ganas de gritar regresaron y lo hice con más intensidad. No quería saber nada de zombies, pacíficos o bélicos.
NADIE TE VA ESCUCHAR. ERES MíS PELIGROSO Tí? PARA NOSOTROS.
Los otros tres zombies escuchaban atentos. Aunque cada uno estaba vestido diferente al otro y había ciertas diferencias físicas entre ellos, para mí eran iguales. Comprendí como se siente alguien muy racista cuando le piden que diferencie entre tres chinos. De vez en cuando salía algún sonido de sus bocas, pero seguía sin entenderles.
Analizando la situación, el zombie podía estar en lo correcto. Ellos no eran como los de las películas. No se veían nada fuertes y tampoco muy jóvenes que digamos. Eran como zombies de la tercera edad. Adultos en zombietud. Pensé que si hubieran querido comerme, ya lo habrían hecho. De alguna extraña manera, se estaban portando hospitalariamente. Dejé de gritar, pero ahora mi mente gritaba, sin poder comprender esa situación tan ridícula.
TIENES QUE PROMETER QUE NO NOS VAS A LASTIMAR.
–¿Pero cómo los voy a lastimar estando amarrado?
CUANDO TE DESATEMOS.
¿Me iban a soltar? El jefe-zombie (Después conocí su verdadero nombre: Don Rodrigo) hablaba, bueno, escribía en serio cuando me dijo que eran pacíficos. Don Rodrigo era mi ventana al mundo de los zombies, sólo por una razón: era el único que tenía suficiente destreza como para tomar un marcador y escribir.
Todo era tan ridículo que lo único que se me ocurrió hacer fue volver a gritar. Pedía auxilio, aun sabiendo que nadie, nunca visitaba San Yin. Nadie humano.
VOY A REGRESAR CUANDO TE CALMES.
No sé cuanto tiempo pasó. A veces gritaba como loco y luego me quedaba callado un rato; luego volvía a gritar y a quedarme callado. En uno de los lapsos en los que me tocaba callar (porque tenía planeado seguir gritando), apareció Rodrigo acompañado alguien más. Se acercaron a mi cama y pude reconocer al acompañante; era el viejito del brazo removible. El brazo estaba de nuevo unido a él, gracias a unas expertas suturas con un hilo grueso de color rojo que las hacían más obvias.
DICE QUE TE PERDONA
Su declaración me provocó una gran carcajada que casi me deja sin aire. Dejé de reír y en ese instante comprendí que a pesar de lo bizarro de esa situación, no tenía por qué burlarme de ellos. Primero que nada, estaba en su poder, y además le había arrancado el puto brazo a alguien, yo no perdonaría tan fácil a quien me hiciera eso.
–Discúlpeme, de verdad no quise quedarme con su brazo â??le dije, aguantando un poco la risa y sintiéndome avergonzado por no poder encontrar un poco de seriedad en ese pantano de sinsentido. El viejito cosido hizo una especie de reverencia con la cabeza y con su cabello largo que existía nomás en algunas regiones y salió del cuarto.
SE LLAMA JUAN ALBERTO, ¿AHORA Sí ESTíS LISTO?
No hice ninguna pregunta, sólo le dije que sí.
Don Rodrigo sacó un cuchillo y con él rompió las cuerdas que me ataban a la cama. Pensé en escapar, en tomar ese cuchillo y cortarle el cuello a mi anfitrión y salir corriendo sin parar y alejarme de todos ellos y de ese sol. De ese sol.
–Gracias. â??y eso fue lo que salió de mi boca.
Salimos a la calle. Supuse que eran las seis de la tarde porque sí, el sol estaba puesto en el horizonte, y más fuerte y contundente que nunca, como despidiéndose de su concierto con fuegos artificiales.
Ahí en la calle estaban. Expectantes. Parecería que nunca recibían visitas. Al verlos emocionados y aterrados al mismo tiempo, mi miedo a ellos desapareció. Yo sí podía hacerles daño, yo podía darles una patada a cada uno y partirlos en dos, salir corriendo y embestirlos para que chocaran unos con otros y cuando a uno se le cayera la cabeza jugar a los â??quemadosâ?? con ella. Pero no lo hice. Ese impulso que sientes cuando tienes cuatro años y descubres que tienes más fuerza y poder que un gatito y no puedes evitar lastimarlo nomás porque sí, porque puedes; ese mismo lo tuve que reprimir y empujar hacia el lugar más escondido de mí.
Rodrigo me los presentó uno a uno: Ivan, Edgar, Carolina, Rubén, Marcela I, Aarón, Marcela II, Diego, Cristiano, Enrique, Abril, Chiara, Alonso, Edna, Oliverio, Rocío y Génesis. Diecisiete en total. Cada uno con una historia que contar y con un mundo en su cabeza. Sabía que nunca conocería nada de sus vidas y no estaba seguro de querer conocer, pero ese sentimiento de haber llegado un poco tarde a un lugar tan apacible no desapareció nunca.
Poco a poco cada uno empezó a caminar hacia sus respectivas actividades y hogares de la manera más rápida en la que podían hasta que nos quedamos Don Rodrigo y yo solos. Caminó y lo seguí. Me dio un recorrido por el pueblo. Como ya lo había dicho, las casas eran viejas pero no faltas de vida. Había una tranquilidad en ese lugar que no había experimentado nunca antes. Lo único que me detenía para vivir ahí era lo de que no había humanos, pero todas las comunidades tienen sus puntos negativos, supongo.
Nos detuvimos en la capilla del pueblo.
–No me vas a decir que tienen un sacerdote también ¿verdad?
Del interior salió un sacerdote. Más bien era un despojo humano con sotana. No sé porque no me sorprendió que también los zombies necesitaran de un líder espiritual.
SE LLAMA PADRE FERNANDO.
–Hola, Padre Fernando. â??levanté mi mano y realicé un saludo militar para romper el hielo. Al parecer, el sacerdote le hacía falta un poco de sentido del humor. Dio una especie de pisotón para demostrar enojo y regresó al interior de la capilla.
NO LE GUSTA QUE SE BURLEN DE LA RELIGIí?N.
–Pero…
VOLVEMOS LUEGO PARA QUE LE PIDAS UNA DISCULPA. Después nos dirigimos a las afueras del pueblo. Don Rodrigo me llevó a una enorme huerta con diferentes frutas y verduras y entendí que de ahí era de donde sacaban sus alimentos. Por eso no se comían unos a otros. De alguna manera habían aprendido a ser vegetarianos. Y yo con ganas de comerme una hamburguesa.
–¿Qué les pasó exactamente? â??al fin tuve el valor de preguntar.
ESA ES UNA HISTORIA MUY LARGA.
Tenía que ser una historia muy larga, y contármela a través de su pizarroncito le llevaría toda una vida. O algo así. Talvez no era necesario saber nada, no era mi derecho llegar y exigir respuestas a preguntas que no eran mías. Lo único de lo que podía estar seguro era que esos viejitos sólo querían llevar una muerte en vida en paz. No había nada más que saber.
Llegamos a la casa de Don Rodrigo al anochecer. Su esposa (sí, su esposa) nos preparó un puré de papas que no estaba tan mal, considerando por quien estaba preparado. Después de cenar sentí mi deber platicarles algo sobre mi. Qué estaba haciendo exactamente en su pueblo y como era la vida afuera. La casa de Don Rodrigo se fue llenando de los demás, hasta que todo San Yin (incluso el Padre Fernando) estaba ahí escuchando historias fantásticas sobre el internet y los celulares y los pantalones que no se arrugan ni se manchan. De vez en cuando alguien quedaba con alguna duda y le pedía con murmullos a Don Rodrigo que la apuntara en su pizarroncito. Aunque el proceso no era rápido, yo contestaba con gusto, viendo que esas gentes no habían tenido contacto con humanos desde que Echeverría estaba en el poder.
Pasaron varias horas y llegó el momento de irse a dormir. Don Rodrigo se los hizo saber con una combinación de gestos, señas y gruñidos que yo no logré entender, pero ellos sí.
NECESITAS DESCANSAR, HOY TUVISTE UN DíA MUY LARGO.
–Sí, estoy muy cansado,
Y MAí?ANA ES NUESTRO CONCURSO MENSUAL DE CARIOQUE.
Había algunas cosas que no concordaban. ¿De dónde sacaban la leña para sus estufas? ¿y los productos lácteos? ¿y la pequeña planta eléctrica que estaba justo a un lado de la huerta? Estaba dispuesto a ignorar todo eso, pero no que tuvieran además un Karaoke.
–Don Rodrigo, me va tener que explicar eso.
Resulta que sí tenían contacto con otros humanos. Bueno, con otro humano. Era un trailero, Oscar, que por un poco de dinero (del cual nunca me explicó su procedencia) les traía cosas que nunca podrían conseguir de otra manera. El los ayudó con lo de la planta eléctrica. Esa relación ya tenía varias décadas de existencia; Oscar ya era como de San Yin, y una navidad varios años atrás, les había regalado el karaoke, como gesto de buena voluntad.
–Está bien, le creo. Buenas noches. â??no tenía ganas de seguir dudando. Quería dormir.
Por cierto, la noche estuvo serena y fresca. Y yo tan cansado que dormí muchas horas más de lo esperado. La cama era extrañamente cómoda.
Don Rodrigo me despertó. Eran las doce de mediodía.
YA VA EMPEZAR EL CONCURSO DE CARIOQUE.
No tuve el corazón de decirle que así no se escribía karaoke y me levanté. A mi lado estaba un pequeño recipiente con agua y lo usé para lavarme la cara. En el suelo estaba mi mochila. Con todo lo que me había pasado no la había recordado. Estaba mi ropa, mi cámara y mis rollos fotográficos. Me cambié de calzones y de camiseta y del exterior me llegó un fuerte sonido. Era una canción. No sabía cuál era ni quién la cantaba pero podía reconocerla. El concurso ya había empezado. No había forma de que me perdiera eso. Salí corriendo y tomé una jugosa manzana de la mesa. Me la fui comiendo mientras trataba de averiguar de dónde venía exactamente el sonido de la canción. Llegué a una de las casas. Era una especie de cantina, o lo que un zombie considera una cantina y ahí estaban todos. Edgar estaba cantando alguna canción de los años cincuentas mientras todos aplaudían al ritmo que cada quien se marcaba. Había algo en ellos que me inspiraba una ternura infinita, era como si me estuvieran enseñando que a pesar de todo por lo que habían pasado, todavía podían divertirse un poco y reírse de ellos mismos. Y uno que está completo, pensé.
El espectáculo era chistoso, triste, absurdo y desagradable al mismo tiempo. Los zombies hacían lo que podían con su voz, por supuesto que nada de lo que cantaban era entendible. Sus movimientos tampoco eran muy gráciles pero la estaban pasando tan bien que no había nada que hacer más que admirarlos. Uno a uno fueron cantando la melodía de su predilección mientras los jueces (Don Rodrigo y el Padre Fernando) calificaban su desempeño. Al final todos trataban sin éxito de corear mi nombre y uno de ellos me llevó el micrófono para que cantara. No sabía que hacer. Cantar con mi voz normal a lo mejor los hacía sentir mal. Bajar mi nivel interpretativo también. Mientras me acercaba al pequeño templete decidí cantar como lo hago siempre, de cualquier manera no tenía tan buena voz, talvez podría pasar por uno de ellos. La lista de canciones era infinita, no sabía cual cantar. El ruido de los autos al llegar me quitó la concentración. ¿Autos?
Salí lo más rápido que pude y todos ellos atrás de mi un poco menos rápido. Afuera estaban tres camionetas viejitas con aproximadamente dos decenas de jóvenes más o menos de mi edad o un poco más chicos. ¿Qué podían querer en San Yin?
–¿Se acuerdan de nosotros? â??la voz era dulce, la intención no lo era. Estaba llena de rabia contenida. La portadora de la voz era una chica, con unos pantalones militares y una camiseta oscura entallada. Era ruda pero su cabello largo la suavizaba, como los soldados que lloran o algo. Su belleza angular me impresionó.
Me acerqué rápidamente a ella. Esos muchachos no podían traer nada bueno. La miré a los ojos y sentí miedo. Ese miedo básico que se siente cuando vez lo completo, lo que es más grande que tú y más fuerte que tú y no puedes hacer nada al respecto.
–¿Qué quieren aquí? â??mi voz se escuchó débil y quebrada.
–¿Y tu quién diablos eres? â??la de ella era potente y filosa. Me empujó hacia atrás, con mis amigos lo zombies. Frente a nosotros estaba una especie de ejército. Más de veinte jóvenes enojados y listos para dar el primer ataque.
–No les hagan daño. â??abrí mis brazos como si formaran un gran escudo. Tras de mí, el miedo de los zombies era palpable.
–¿Cómo puedes defenderlos? ¿qué te pasa? ¿qué no sabes que se comen a la gente?
–¡No! ¡son vegetarianos!
–¡Pues sólo si nuestros padres estaban hechos de lechuga y tomate!
–No, ellos no fueron, ¿verdad, Don Rodrigo? â?? mi vista los recorrió y todos se agacharon avergonzados. â??¡Ustedes son pacíficos! â?? pude ver un poco de rubor sobre sus caras pálidas o mi imaginación me jugó una mala pasada. Corrí hacia el Padre Fernando, quien lloraba con las manos en su cara. Don Rodrigo escribió algo en su pizarroncito.
TODO ESO FUE HACE MUCHOS Aí?OS. ANTES DE APRENDER A CONTROLARNOS.
–¿Es verdad lo que dice ella?
Llenos de vergí¼enza, parecía que querían que los tragara la tierra. Hacía muchos años ellos fueron zombies normales, como los de las películas: fuertes, caníbales y asesinos. No quería juzgarlos, después de todo ellos no habían escogido ese destino, pero esos muchachos estaban ahí buscando venganza.
ADIí?S.
Traté de detener al ejército pero me fue imposible. Era uno contra miles, porque cuando guardas una venganza no sólo eres tú, llevas en ti a todos los que buscaron justicia y no la obtuvieron. Uno de ellos me tomó de los brazos y me tiró al suelo impidiéndome hacer algo. Lo ví todo. Unos llevaban cuchillos, otros palos, otros sus manos. Fue muy fácil acabar con los zombies, ya eran viejos, la carne fresca no les atraía desde antes que le quitaran tres ceros a los pesos.
Todos cayeron. Uno a uno fueron formando una torre de cuerpos inertes, un poco más inertes de lo normal. Los jóvenes, ya cansados se sentaron en las camionetas. Alguien sacó una hielera y de ella salieron cervezas para todos. Al fin me soltó el muchacho para ir por una cerveza. Brindaron por su triunfo. ¿Cómo había pasado todo? ¿Cuál fue el principio de ese final? No sabía si quería averiguarlo. En sus caras se veía la satisfacción que se siente cuando se termina un trabajo largo y laborioso. Nunca sentí un miedo tan fuerte con los zombies como el que sentí mientras los veía celebrar, ni siquiera cuando pensaba que me iban a comer.
Me acerqué a los cuerpos y los vi por última vez. Ahí estaban todos. Tranquilos y dulces, como durmiendo. Sus cuerpos estaban más descompuestos que nunca pero no me importaba. Saqué de mi bolsa el escapulario que me dio la señora del camión y lo puse encima de alguno de ellos. Sentí que tenía que hacer algo religioso, aunque yo no lo fuera. Busqué gasolina dentro de las casas y la encontré en un recipiente en la casa de Don Rodrigo. Salí y le pedí cerillos a alguno de los que estaban ahí. Hice lo que tenía que hacer. Me quedé ahí, en cuclillas viendo como se consumían. El olor era indescriptible, a veces no podía respirar, pero me quedé.
Quedaban sólo cenizas y se me acercó la líder del ejército. Otra vez la miré a los ojos y volví a sentir ese miedo. De alguna manera esperé sentirlo todos los días. Me dijo que se llamaba Juliana, justo como la chica de la central camionera. Me ofreció llevarme en una de las camionetas y le dije que sí, sólo para poder sentir ese miedo otra vez. Antes de irnos me explicó algo de un experimento biológico y algo más de un viaje escolar a Disneylandia. Me dijo algo de un orfanatorio cercano y no se que más. Estaba perdido en el sonido de su voz, las palabras no tenían ninguna importancia, no quería ya saber nada de sus venganzas ni de la maldad de los zombies que tan bien me habían tratado. Hasta mi mochila se me olvidó. Nos subimos a la camioneta y así como si nada dejé de creer en lo sobrenatural. Lo que les había pasado a los zombies no era un castigo divino ni el karma ni nada, sólo fue la consecuencia de sus actos. Nunca conocería a nadie así en mi vida y por eso me sentía agradecido, pero ya había pasado todo. Miré hacia atrás, para decirle adiós a San Yin por última vez y me sentí feliz de alejarme de ese sol, que me juzgaba y me obligaba a hacerle una reverencia por última vez.
Chanate dice
Este… ¿Y ya no continuará?
Guardemos un minuto de silencio en memoria de los viejitos zombis vegetarianos pacíficos incinerados.
cuco dice
hay algo que no me quedo claro: que paso con el gato chamuscado y el perro sin tanates???
juan_loko13 dice
Ah cabron…esta igual o mas fumada que la historia del gato, perro y compañia.
Juan dice
FRE……………….CHINGA TU MADRE!!!!…………..SIGUE LEYENDO!!!!…………………………..CHIDO!!!
PAYAXO dice
CUCO: lo ultimo que supimos de nuestro amigo el gato y su cuate el perro es de querian ser contratados por Pixar para hacer una trilogia basada en sus andanzas y rozones con el Clunky,que por cierto su jefe andaba bien peines por la censura del changarro para con su persona,el gato tenia todo el pelo como masticado por el fuego y ni bigotes tenia,se sospecha que fue abusado sexualmente por que maullaba al zurrar de dolor,el mas querido perro estaba mas al tiro,pero le faltaba un ojo pues en el zafarrancho anterior el Clunky se lo saco de un hebillazo de su cinturon de piel de vaca,al Gerry no le fue mejor ,ya que ni sentarse puede,alli si fue violacion multiple,hasta el Hilario le dio su candor con aranazo y todo y se vieron platicando al final del viaje en lancha muy juntitos,al RBD Boy hasta se lo cortaron y ahora es RBD Girl con todas las piernas bien rasuraditas y oliendo a camay violeta y cantando «la mas bonita que ninguna» con brinquito y todo………will continue………
PAYAXO dice
ESE FUE MI FINAL Y YA NO PIDAN MAS.
Gulliver dice
Yo quiero fumar de la misma madre que fumó el FRE!!!!!!!!!!
No mames…Pinche Fre, de donde sacaste esa Historia???
Se te ocurrio despues de de ver Silent Hill??
Pos como sea, haznos saber como se llama esa madre de la que fumaste!!!!!!!!
Don Bola dice
Fer sin comentarios, no vaya a ser que luego me bannes otra vez culero de mier da
makelele dice
Pues yo debo confesar que me chuté las dos partes…………y sí me gustó el cuento, será que ando chemo?, cáiganme a chingadazos si quieren, me vale madre, pero me pareció buena la analogía que encontré sobre la intolerancia y cerrazón que priva en muchos de nosotros.
PAYAXO dice
yo,la neta ya ni acabe de leer el excesivo uso de adjetivos y el distorsionado argumento,carente de cualquier valor literario me orilo a seguir leyendo LA HISTORIADORA de Elizabeth Kostova,buen Libro.
Chanate dice
MAKALELE, aqui no somos intolerantes y si no te gusta lo que se dice puedes irte a otro lugar con tus rebeldías…
jajaja No te creas.
Ya en serio, no se necesitaban tantos párrafos para decir que generalmente los humanos somos intolerantes y rechazamos lo desconocido o grotesco. ¿No es un poco excesivo eso de pacíficos zombies putrefactos semi momificados que cantan karaoke y se convirtieron en vegetarianos?
esta muy bien dice
por es wey ase tanto plenton q lo quite ya!!!!! me tardo 10 horas en llgar al trabajo ¡¡levanten el planton !!!!
esta muy bien dice
q esta bien el problema es q dice muchas groserias!!!!!
Verónica dice
MMMMM….. SI ESE ERA EL SENTIDO DEL POST…POS NO LO ENCONTRE, MI CEREBRO EMPEZO A CORRER UNA PELICULA TIPO HOLLYWOOD DE BAJO PRESUEPUESTO….VAYA PUES!!!! UNA TONTERIA….
LA PRIMER PARTE ME GUSTO, PERO ESTA SEGUNDA….NI ALCASO…DIGO ZOMBIES CANTANDO Y AVERGONZADOS…..
NO TIENE NAD Q VER CON LA INTOLERANCIA HUMANA ESTE RELATO…
Juliorr dice
Esta curada la Historia
Die A.S.F dice
Buena Historia Fre.
parecida a una ya clasica, instructiva.
quiza tuvo que ver la musica de william orbit (barber’s adagio for strings)
mientras leia la parte final,…buena historia.
un saludo a todos.
tanates dice
pues la neta, ya se de donde viene esta historia, es de resident evil, despues salir de racoon city los de umbrella se fueron a san yin y siguieron con sus experimentos pero pues fracasaron porque los zombies se hicieron vegetarianos……….aaaahhh no mames ya no escribamos pendejas
juan_loko13 dice
Han oido de los perros vegetarianos y de los conejos carnivoros?
PAYAXO dice
teníamos,en México,un Conejo semental,muy grande y muy agresivo,se iba a patearte,pero no no había oído que hay rabitos carnivoros,un gato que teníamos comía sandía y melón,se llamaba Satanás Y Era Negro.
Aeon Neox dice
hey no mamen cabrones, esta chingon el relato!..
hay que h acer la critica, ok!. pero en base a quien lo esta escribiendo y donde.. osea, este wey no es un wey que vive de eso y que tiene 20 años dedicandose.. asi que no mamen, esta chido..
juan_loko13 dice
Payaxo…no pos ni yo tampoco eh oido de perros vegetarianos ni de conejos carnivoros…ahi me avisas cuando sepas 😛
Verónica dice
POS…YO TENIA UN PERRO Q COMIA TODOS LOS VEGETALES Y TODAS LAS FRUTAS Q LE DABAS…..CLARO NO ERA VEGETARIANO, TAMBIEN COMIA CARNE ES DECIR…. ESTE PERRO COMIA EXACTAMENTE IGUAL Q UN HUMANO…DE HECHO MEJOR, EL A NADA LE HACIA EL FEO….DE HECHO COMIA LA SANDIA DIRECTO EN EL CASCO… NO SE SI LE AGRADABA SU AROMA O PORQ COMIA ESO…
PAYAXO dice
Verónica,tú Perro era ómnivoro,como el hombre,la rata,el oso que comen de todo como el Pejelagarto.
juan_loko13 dice
Oye payaxo…y los que no comen nada y solamente toman cheve o alcohol?…como se le llaman? ….alcoholivoro? …cerveciviro?…tequiliviro?
Por cierto….si existe la raza que esta cruzada entre conejo y gato..se le llaman algo asi como gatonejo…chequen el video…bueno…vienen otros animales raros (no..no…no viene ni Guerry, ni RBDBoy, ni Don Bola..esos otro tipo de animales)
http://www.youtube.com/watch?v=nEfpRXrMtSE
PAYAXO dice
ese mi Juan Loko;YA VI EL VIDEO DEL GOTOCONEJO,SI FUERA DE tEPITO,te diria que le cosieron las patas,ya habia oido algo parecido,simplemente es un gato paton.saludos.
Chanate dice
Loko, aunque un gato y un conejo pueden apararearse, es genéticamente imposible que procreen.
Esos tipos de gatos son de raza llamada Bobtail, y no son tan raros, recuerdo que en mi anterior barrio había muchos de esos.
ZoE dice
mmm.. a que bonita historia fre!!!!………. hahaha-….
la neta tu cuentillo vaquero nomas no lo pude digerir… aunque dejame decirte que lo lei completo pa ver que tranza con el nuevo juego de resident evil…
pero pos no me latió, la neta no creo comprarlo ora que salga ajaja…. creo que le diste demasiada vuelta al asunto para dejar una maraña de cosas que terminaste por incinerar… pero pos pa pasar el rato no esta mal…— no se en ese caso hubieses escrito con otro tipo de tema para dar a entender tu idea final… chido por ti….
La mamá de juanparty dice
Hola!