Tengo pocas reglas editoriales cuando escribo en el Blog de blogs. La más importante de todas es que no debo escribir más de un post anual que sea autoreferencial y que pueda poner en peligro mi identidad secreta ciberespacial. Esto se debe principalmente a que un día aprendí que en el Internet realmente a nadie le importa lo que otro tipo pueda escribir de si mismo a menos que uno sea Karol Wojtyla (que lo soy) y además funciona bien para mantener un estilo que históricamente me ha funcionado de manera satisfactoria para molestar a los lectores fanáticos de Michael Jackson, el fuckbol sucker, el Viejito que se Cree Presidente de México y/o el diosito que le hace el fuchi a los prepucios.
En esta ocasión estoy rompiendo mi regla porque acabo de darme cuenta que no soy un hombre… bueno… no es exactamente lo que parece. En realidad eso es lo que sentí sentí hace unos días al leer una revista que en lugar de incluir las típicas fotos mujeres sin ropa (que me han acompañado desde mi tierna infancia), esta dedicada a dar consejos, dietas y recetas para los hombres modernos.
Desde el punto de vista de los señores que escriben los artículos de esa revista, los hombres debemos reunir ciertos requisitos para que la sociedad nos considere hombres modernos de verdad:
1.- El aspecto físico debe incluir la musculatura del Hulk clásico pero con el cabello de David Bisbal, la actitud de Danny Trejo y el cutis terso de Adal Ramones tal y como se ve en la portada de su juego de mesa.
(De entrada puedo asegurar que con pequeñas variaciones, esa es casi mi descripción física: el aspecto físico de Adal, el cutis de Danny Trejo, la actitud de Bisbal y el mal genio de Hulk).
2.- Es necesario tener más de un par de zapatos y éstos deben ser bicolores además de contar con una punta que puede ser de dos tipos, perro Boxer o Aladino y combinarlos con el uso de unos calzones tan apretados como los que les ponían a las momias egipcias para evitar su reproducción.
(Artilugios que solo me pondría de nuevo solo si fuera de día o estuviera drogado o distraído).
3.- Es indispensable ser propietario de un reloj que resista la presión submarina de 200 metros y nos pueda proporcionar al instante la hora de Nueva Guinea.
(Imagino que un reloj de ese tipo debe ser muy útil para los vendedores de drogas de las ciudades costeras que terminan en el fondo del océano. Y la hora de otros paises me permitiría saber cuando puedo chatear en Facebook con aquella nativa de la cual ya estoy casi seguro que es mujer).
4.- Además hay que adquirir de contado un auto del tamaño de un antigüo vocho, pero sin techo, que alcance velocidades de 280 kilómetros por hora y acelere de 0 a 100 en 3 segundos.
(Mientras me decido mudarme al desierto de Black Rock en Nevada, puedo asegurar que son prácticamente nulas las posibilidades de utilizar más alla de la tercera velocidad de mi antigüo carro en esta ciudad llena de semáforos, baches y reductores de velocidad, mejor conocidos como topes).
5.- En el apartado del éxito con las mujeres la revista recomienda «mostrar firmeza y seguridad ante ellas». ¿Y eso como se logra? Ordenando por ella en el restaurante, no hacer comentarios respecto a los precios de la carta y permitiendo que el aroma del vino ascienda lentamente para percibirlo en todo su esplendor para despues tomarlo en pequeños sorbos.
(Y yo que pensaba que la firmeza se medía en grados y se lograba con medicamentos orales; jamás me atrevería a ordenarle unos tacos de lengua sin frijol cocido a una mujer so pena de recibir un madrazo; siempre comparo el precio de la carta con el contenido de la cartera que siempre porto en mi nalga derecha y además, carezco de conocimientos enológicos como para andar opinando una chingada).
Así que gracias a la dichosa revista para hombres, termine ese día convencido de que soy una especie en extinción entre esos hombres modernos que son más divas que algunos jugadores de futbol soccer que vi por primera vez en mi existencia en los partidos del multicitado mundial de Sudáfrica. Afortunadamente esa noche dormí como bebe (despertando cada tres horas todo zurrado gracias al ruido de las balaceras nocturnas) y al siguiente pude volver a sentirme todo un hombre.
En fin, creo que eso es todo. Qué divertido y qué fácil es escribir sobre lo que les pasa a las personas normales. Acabo de entender porque el CLUNKY es tan popular entre la nacada.