El presidente Felipe Calderón sólo la miraba. Luz María Dávila se plantó ante la mesa que encabezaba el mandatario y le espetó: “No puede ser que diga que eran pandilleros, si estudiaban y trabajaban”.
Fue un encuentro inusual. Doña Luz María le dijo que no podía darle la bienvenida ni saludarlo de mano. Margarita Zavala, esposa de Calderón, se mostró impactada ante el reclamo.
“Si usted perdiera un hijo buscaría hasta debajo de las piedras a los responsables, pero como yo no tengo esas posibilidades, no lo puedo hacer.
“No me diga que sí, ¡haga algo, señor Presidente! Queremos el Juárez de antes, no el sangriento”. Calderón asentía con la cabeza frente a la mujer que después rompería en llanto. [Leer más…] acerca de No me diga que sí, ¡haga algo, señor Presidente!