Dia de Accion de Gracias

El dí­a de hoy se celebra en los EUA (principalmente) el llamado Thanksgiving, que traducido al español serí­a precisamente como Dí­a de Acción de Gracias. Es un tiempo para reflexionar y para expresar el agradecimiento por las bendiciones recibidas. Aunque no es propiamente una fiesta religiosa, para muchos americanos sí­ es una afirmación de su fe en Dios, tanto como una oportunidad para darle las «gracias» al creador por las bendiciones del año previo.

La mayorí­a de personas en los EUA celebran esta fiesta con reuniones familiares en sus casas para un banquete. En muchas casas, es común ofrecer un rezo de gracias. El plato tradicional para la cena del Dí­a de Acción de Gracias es un gran pavo asado.

Aclaro lo anterior, porque aun me encuentro con personas aquí­ en México que piensan que éste es â??El Dí­a del Pavoâ?.

Bueno, pues una vez aclarado y definido lo que representa y lo que se celebra este dí­a, puedo decir con confianza: ¡El Dí­a de Acción de Gracias Apesta!

No me molesta, ni estoy en contra, ni critico que las familias se reúnan a disfrutar de una comida juntos. Es más, creo que si desapareciera ésta tradición, en general, los gringos no se reunirí­an ningún otro dí­a del año con sus familiares. Tampoco me molesta el aspecto mercantilista y comercial de los grandes y pequeños negocios para vender las provisiones que aprovechan para comprar los anfitriones de la comida. Bien por ellos, en estos tiempos no se desprecia ningún ingreso adicional. Pero mi crí­tica es hacia el gran énfasis que se hace en dar gracias a un Dios proveedor.

No me malentiendas, se que ser malagradecido es un hábito horroroso, sin embargo dar gracias a Dios me parece un tanto exagerado. Después de todo ¿Cómo podemos estar seguros de que las palabras de agradecimiento son escuchadas por el receptor deseado?

Se que la oración, como método terapéutico, como paliativa del dolor emocional, puede muchas veces ser beneficiosa para algunos, pues les permite desahogar las emociones reprimidas y expresar los deseos frustrados. Pero también estoy consciente que la oración puede ser peligrosa al atribuí­rsele poderes que van más allá de los que describí­ anteriormente, debido a que la oración provoca que las personas se cieguen a la realidad que les rodea.

Como ejemplo claro de esto, puedo mencionar el caso de un enfermo que no es medicado, atendido u operado por médicos y muere (a pesar de las oraciones), el crédulo creerá que esto ocurre porque Dios así­ lo querí­a. Pero si la persona es medicada o intervenida quirúrgicamente y recupera la salud, el crédulo deducirá erróneamente que se debe a la atención hecha por Dios a las oraciones, como si no estuviera claro cuál es el origen de la mencionada mejorí­a.

Parece que, que el rito inventado hace miles de años, como método para hacer creer a las personas crédulas que existe la posibilidad de cambiar el curso normal de los sucesos, simplemente deseándolo, no resultó del todo tan adecuado. Probablemente funcionó de maravilla, cuando se pedí­a por las cosechas, por la lluvia, por la luz del dí­a, por cosas que ocurrí­an ya fuera que se hicieran o no las oraciones. Pero ahora, cuando hemos logrado entender muchos de los fenómenos que ocurren en el Universo, y deseamos intervenir en cosas más complejas, nos damos cuenta de la inutilidad de la oración y de la inutilidad de establecer un dí­a oficial para agradecer a una deidad invisible y aparentemente inexistente por sus supuestas bondades.

Se que al escribir éstas lí­neas estoy rompiendo (un poco) con mi norma de que cada quien tiene la libertad de creer lo que se le de la gana por más idiota o absurdo que sea el ideal. Pero supongo que es la consecuencia directa de recientemente recibir correspondencia evangélica urgiéndome a que evite por todos los medios celebrar, participar directa o indirectamente o tan siquiera pensar en tradiciones como el Dí­a de Muertos o el Halloween, porque no son celebraciones cristianas.

Si existe la intolerancia, la encontraremos en mayor cantidad en las ideas y tradiciones cristianas. Si no me crees, sólo considera las palabras de Jesús: â??El que no es conmigo, es contra miâ? En otras palabras, â??Puedes creer lo que tu quieras, que para eso te di la libertad de elección, pero si no crees lo que yo digo, te va a ir muy malâ?. ¡Vaya libertad! Gracias pero no, gracias.