Imaginense ir al museo despues de haberse tomado una jarra de agua de jamaica o algun otro refrescante brebaje, pasen por una exhibición de fuentes danzantes, luego por una sección donde les presenten efectos de bosque de lluvias y que les esten ganando las ganas de ir a hacer pipi y derrepente ven un Urinario, pues como sea le van y le pegan una desconocida, pero pues buscan uno donde este el letrero de Baño, no como el individuo que a continuación les relata la nota.
Para muchos resulta fácil entender que no todo lo que brilla es oro, pero incomprensible por qué todo lo que tenga forma de urinario, en realidad, no es un urinario.
Vassiliy Kovalchuk, de 48 años, confundió el museo con un baño y orinó en uno de los modelos que se exhibían a propósito de una muestra sobre la historia del retrete. El próximo baño que usó fue el de la comisaría de policía a donde llegó tras las denuncias de los curadores de la muestra.