Open Push (2da Parte)

Siguiendo las indicaciones del Gordo, dieron vuelta en la calle donde vieron el table, y ahí­ mero luego luego, a la derecha. Y tal y como lo habí­a descrito el Gordo, ahí­ estaba el hotel. Para sorpresa de todos estaba chilo.

-Esteâ??s guey? Pregunto el Brus
-Simón este es, caun, Hotel Alexander, al fin cabrón, y a se me hacia que no llagábamos Yeha!!!!! Rock!!!!! â?? contesto con el sentimiento chingón de haber terminado la tarea el Chacos.

Era la 1 de la tarde cuando ya estaba todo listo, cuarto, un cartón de cervezas recién comprado y las puertas abiertas del carro, con rolas curadonas para pistear.

-Háganse paca- grito el Chacos â?? les gua presentar a mi primo el Gordo.

Y ahí­ van, cuando llegaron a la puerta del cuarto del Gordo no pudieron evitar voltear a ver al Chacos con cara de â??que culero eres pinche ojeteâ? al darse cuenta que el pobre Gordo estaba bieeeeen desveladote y el puto del Chacos lo levanto nomás pa cotorrear.

– Pos les presento a mi primo el gordo, ellos son la Chiquis Chiquis, la Chiquita, el Pong y el Brus.

-Mucho gusto-contesto el primo, entre cerrando la puerta para que no lo vieran en paños menores y entre tapándose los ojos el puto solazo â??que onda dejenme me baño y ahorita los alcanzo. Fierro.

Pues ahí­ estaban ya los cinco vacacionistas sonorenses, sentados en las banquitas del pasillo del hotel, empinando una tras otra las doradas botellas del cerveza sol bieeeeeee heladas. Cotorreando cotorreando triangularon su posición en la ciudad para su siguiente plan de acción:

-Esta chingón el hotel â??dijo el Chacos- y bien ubicados
-Aguevo â??contesto el Gordo- a tres cuadras la playa, a una el table dance y enfrente el expendio No batallas!
-Puta madre â?? expreso el Chacos- no aguanto lo a gusto. Miren, este bato el el Villa, camarada mí­o y del Gordo.
-Mucho gusto â??saludo el villa- y saco una helada

Pos siguieron pistiando, hasta que las constates oleadas de alcohol comenzaron a hacer sus efectos y las vueltas al baño se hicieron mas frecuentes.

-Que pedo, que sigue- pregunto el Poing
-Pos nada, seguir pisteando cabrón- contesto el Chacos
-Por quien van a votar- cuestiono la Chiquita

Y que comienza la campal, que si un candidato , que si otro, entre cheves y argumentos de polí­tica el cartón iba mermando poco a poco pero implacablemente. La discusión parecí­a pelea de la arena coliseo, con sus respectivos â??yo soy tu padreâ?, saltos de la tercera cuerda y uno que otro sillazo en el lomo. Lo único que pudo frenar este frenético salivero fue que se agoto la cheve. Y una vez mas, cual equipo olí­mpico que puja por el primer lugar, con una velocidad y coordinación impresionante se lanzaron el Chacos y el Brus por la siguiente tanda. Jijuela chingada! Que bruto, si hubiera sido un incendio pura madre salen así­ de rápido y ordenado. Y que sigue la pisteadera. Y en uno de esos que sacas otra cheve ya se habí­a botado la Chiquita y con eso la alegata polí­tica. Y a continuación la alegata de música, la Chiquis Chiquis, harta de oí­r música paâ??hombres fue y lo quito a la chingada y puso Natalia Lafurcade. El único que no pego de gritos fue el Brus en parte por la peda horrorosa que ya traí­a encima y en parte por que era el dueño del disco pero el resto casi voltean el carro al mas puro estilo universitario. Y todaví­a no se acababa el mentado disco cuando ¡Mole! que se bota el Brus. Pero eso si, los que restaban mantení­an el ritmo y la dignidad del grupo, cinchándose en las cheves con un vigor digno de alabarse, y es que para ser honestos, ah que buena estaba la cerveza, helada!

-Que pedo, pos no nos vamos a quedar aquí­ nomás balineando no?-reclamo el Poing
-ya se, vamos al table, o que, te rajas- agrego el Chacos
-sobres, siempre he tenido la curiosidad de ver que pedo con eso- contesto la Chiquis Chiquis.

Bonita procesión, la Chiquis Chiquis, el Chacos, el Poing, el Gordo, y el Villa, pedos, cansados y desvelados por el viaje respectivamente, caminaron la cuadra para entrar al table.

Una hora después salio el mismo tropel, ahora si, en un estado deplorable, y con los ojos cruzados. Parecí­a una manada de changos con ataques. Entraron el cuarto como pudieron, colgándose de las cornisas y de las esquinitas, parecí­a danza regional sin los vestidos pero con la zapateadera pa delante y patras. Al entrar ya estaba el Brus repuesto, chingandose un changuis.

-que pedo, que traen- cuestiono el Brus
-pos como que que? venimos hasta la madre- contesto el Poing, con una mirada como que nadie habitaba ese cuerpo ya.

La Chiquis Chiquis traia una cara como que se habí­a agarrado a chingazos con 6 cabrones en Tepito, encabronada con ganas. Al parecer no le habí­a caí­do en gracia estar entre 4 orangutanes gritando mamacitas a cuanta gordita moví­a las caderas en la pasarela.

-Que, ya se van a jetear- pregunto el Brus
-aguevo cabrón, como tu te acabas de despertar- contesto la Chiquis Chiquis
-Pues entonces a la verga! Agrego el Brus, se chingo el último pedazo de changuis y se clavo a jetear.

Valiente primer dí­a de vacaciones, apenas eran las 11 de la noche pasaditas y todo el equipo estaba pedo y jeton. Solo quedaba el murmullo apacible del puto fiestón más cabrón de historia en las calles de Peñascoâ?¦

No olviden leer nuestro proximo capitulo de esta historia culerilla «Open Push»…