El Tri Femenino fuera del mundial

Visto en Reforma:

No se pudo… El Tricolor Femenil dejó el alma en la cancha, pero un error defensivo y la falta de gol de parte de las delanteras mexicanas impidió que la Selección Mexicana de mujeres pudiera clasificarse a los Juegos Olí­mpicos de Beijing 2008.

Sobre el final, la pequeña Charlyn Corral dejó escapar la última opción del empate, cuando prendió el balón de media distancia, pero su disparo pasó por encima del travesaño del arco de las canadienses.

Por más que el Tri puso todo lo que estuvo de su parte y que mostró una excelente condición fí­sica, esto no fue suficiente para ponerlas en China.

Con la eliminación de las muchachas se esfumó la posibilidad de que México pudiera estar representado en Beijing en los deportes de conjunto.

Y aunque pudiera decirse que la historia entre las chicas y la Selección Sub 23 varonil fue la misma, el sentimiento que queda al final de la competencia es diferente, porque las mujeres cayeron luchando, con la cara al sol, con todo lo que han podido construir a lo largo de nueve años de trabajo, mientras que los varones perdieron ante selecciones de menor rango, con un trabajo muy cuestionable.

En el primer tiempo, el equipo mexicano arrancó con mucha seguridad, triangulando sus llegadas, poniendo en jaque a Canadá en un par de ocasiones.

Y cuando todo parecí­a que iba por buen camino, vino un error involuntario de Marlene Sandoval quien al correr de espaldas en su zona, se tropezó para darle pauta a Melisa Tancredi para que llegara el gol de Canadá.

Con eso le bastó al cuadro de la Hoja de Maple para bajarle al ritmo y mantenerse esperando a que México hiciera el esfuerzo y la mejor propuesta.

Las canadienses le apostaron a la fortaleza de su zaga, que en la primera fase de este preolí­mpico no habí­a recibido gol.

Se notaba que al cuadro de la Hoja de Maple no le interesaba ir por más, sino mantener la ventaja y desgastar al cuadro mexicano, que no paró de correr a lo largo de los 90 minutos.

Pero a la escuadra mexicana le faltó más profundidad en la última lí­nea, porque a pesar de que tocaron la puerta de sus rivales en varias ocasiones, la arquera Erin McLeod detuvo todo, desde disparos de media distancia a pelotas sueltas en el área.

Iris Mora y Mónica Ocampo no pudieron encontrar la formula para vencer a una zaga de mayor estatura y peso corporal que se convirtió en una verdadera muralla.

El grito de «Sí­ se puede, sí­ se puede» no dejó de animarlas a lo largo del encuentro, pero México no encontró la forma de hacerles daño.

Además, el arbitraje dejó mucho que desear, pues las jugadoras canadienses pegaron de más y la árbitro Kari Seitz de Estados Unidos no se animó a poner orden.

Enamorados del Tri

Ni la inseguridad que se vive en esta ciudad y mucho menos la presencia del ejército en las calles pudo evitar que los aficionados abarrotaran el Estadio Olí­mpico para apoyar y vitorear a las integrantes de la Selección Femenil en su duelo ante Canadá.

Tres dí­as antes de que arrancara el Preolí­mpico, las fuerzas armadas se instalaron en diversos puntos de esta ciudad para mantener el cerco sobre el narcotráfico y la delincuencia organizada.

Sin embargo, el público se olvidó por un momento de la ola de asesinatos que han azotado a la región y vibró con cada una de las llegadas del Tri al grito de «México… México», con una pasión pocas veces vista.

En las tribunas, el público mostró su conocimiento sobre la Selección porque se sabí­an los nombres de las jugadoras, se jalaban los cabellos cada vez que las canadienses cortaban un avance, y no dejaban de gritar el ya clásico «sí­ se puede, sí­ se puede» para animarlas.

Parecí­a que en la cancha jugaba la Selección Mayor, pero no, el público se habí­a enamorado de las chicas dirigidas por Leonardo Cuéllar, porque con la entrega que pusieron en cada partido, se ganaron el respeto y el cariño de esta afición.

El estratega del Tricolor sabí­a todo lo que estaba en juego en este encuentro, y para mitigar los nervios vio el primer tiempo del duelo entre Estados Unidos y Costa Rica acompañado de sus auxiliares, Carlos Cuéllar Sipe y Vicente Espadas.

Posteriormente, Leo bajó a dar las instrucciones para el partido, sin presionarse de más por la presencia en las gradas de Justino Compeán, presidente de la Federación Mexicana de Futbol, a quien si bien le tocó ver el primer gol en contra de México, no deberí­a tener reproche para un equipo que ha hecho tanto con tan poco.