parentesco

Ver telenovelas es acceder a un mundo de intrigas, sueños guajiros y familias imposibles. No existe una telenovela en la que los enamorados no sospechen que son hermanos y por ello deban renunciar a su amor. Otro punto clásico es que el ama de llaves termine siendo la madre de la heroí­na, o que la sirviente sea la hija perdida de algún multimillonario. Dejo punto a parte (porque no es el tema que quiero tratar) que la sirviente al ser reconocida por su padre pase de ser una mujer con poca preparación, cultura y buenos modales, a convertirse en una dama de sociedad y con gran visión empresarial, capaz de dirigir el consorcio de papi y de sacarlo de la quiebra.

Pero weno, vayamos al grano… el hecho de que en esas familias telenoveleras todos resultan andando con todos, logrando parentescos imposibles y muy divertidos, lo que me ha hecho pensar en cómo podrí­amos hipotéticamente (claro) lograr en mi familia los siguientes casos:

– Que mi madre sea a su vez mi hermana. Esto podrí­a lograrse así­: mi abuelo es padre de mi madre y luego mi madre y mi abuelo se aman (a su vez mi abuelo serí­a mi padre).
– Que mi hermana sea mi prima. Mi madre es madre de mi hermana, pero ella (mi madre) a su vez se metió con el hermano de mi padre.
– Que mi tí­o sea mi abuelo. Mi tí­o, hermano de mi padre, tiene una hija, esa hija es mi madre, y él es mi tí­o porque a mi padre le gustaba mi prima. O sea, que mi madre también es mi prima y mi padre es mi tí­o (¿o no?).
– Que mi sobrino sea mi hermano. Mi padre se ha metido con su hija.
– Que mi sobrina sea mi tí­a. Fácil: mi abuelo se ha acostado con mi hermana.

Más canija se pone la cosa si mezclamos a la familia polí­tica, así­:
– Que mi madre sea mi nieta: Yo contraigo matrimonio con la abuela de mi madre (entiéndase mi bisabuela, que podrí­a ser prima de mi sobrino segundo).
– Que yo sea el padre de mi media hermana: Mi media hermana, compartimos el mismo padre, yo me caso con su madre.
– Que mi padre sea el yerno de mi madre: Mhhh…. mi padre ha decidido desposar a su hija.
– Que lo baile de lao… ahí­ se ven!!!