Había una vez, en la prehistoria de rock clásico un grupo que de no ser porque sus integrantes eran unos machotes hechos y derechos, podría haberse considerado, por el nombre, como estandarte de la comunidad gay: Pink Floyd. Los del grupo se pasaban a veces de mamadores por sus poses en extremo intelectuales, pero pues se les perdonaba por que su música era di-vi-na (como a muchas comadres les encanta decirles, a falta de otro adjetivo mas joto). Además de haber grabado excelentísimos discos que, eso si, ya son clásicos por merito de sus excelso y portentoso uso de la mente sobre la materia y también por haber revolucionado el concepto de concierto de rock; en algo también son inolvidables: El tamaño de sus egos; sobre todo el de Roger Waters, bajista y David Gilmour, guitarrista (aunque los otros dos miembros, Nick Mason y el finado Richard Wright, no eran monjas Carmelitas, por cierto).
Nomas para ponernos en contexto de donde nació la rivalidad algunos datos para amenizar el chisme: Gilmour entró como sustituto al grupo luego de que su fundador, guitarrista y cantante, Syd Barret, se quedó un día perdido en un sueño tecnicolor de LSD. Desde el principio, Gilmour tuvo fricciones con Waters; sobre todo en el aspecto creativo que con el paso de los años pasaron de ser una fuerza creativa en el grupo a un constante dolor en la cola de todos los pinkfloids; debido a que el amigo Roger terminó creyendo que el era Pink Floyd y sus demás compañeros, una bola de mediocres a su disposición. Asi, luego de correr a Wright en medio de la grabación de The Wall y de boicotear las rolas de Gilmour que iban a ser incluidas en ese álbum; el grupo estaba ya prácticamente acabado. Su ultimo álbum (The Final Cut, 1983) fue casi en su totalidad, el primer disco solista de Waters; quien en su egolatría, juraba y perjuraba que el era Pink Floyd y que ese había sido el ultimo disco de la banda.
Sin embargo y quizás como venganza ranchera, los otros miembros de la banda decidieron hacérsela gacha al culebra de Waters y ¡Zaz mana! a las cortes inglesas pa´saber de que cuero salen más correas. Lo que se suponía que sería la madre todos los pleitos de roqueros ardidos con sus bandas, termino relativamente en poco tiempo, dejando al señor Waters con una millonaria cantidad de libras esterlinas por los derechos de todos los discos anteriores a The Wall y el uso exclusivo del concepto de este álbum para el solito a cambio de que Gilmour y Manson usaran el nombre de la banda. La comadre Roger pensaba, no sin cierta razón, que le había visto la cara a sus amiguitos de su ex banda al dejarles usar el nombre de la misma… el cascaron, pues.
Dicen que las risas de Waters se oyeron desde el Big Ben hasta la Basílica de Guadalupe.
Sin embargo, por esas cosas del destino, MTv y la mercadotecnia para nerds y geeks; el nuevo Pink Floyd tuvo tanto o mas éxito que en la época de Waters, a pesar de que en términos de discos, hayan grabado los tres mas mediocres de su historia.
Con el paso de los años, las malas vibras entre Waters y sus amiguis de Pink Floyd parecía que se habían atemperado y hasta ya se veían muy de la mano tocando en conciertos de caridad o haciéndose los aparecidos en algunos toquines selectos; dándole a los fanz form hell de Pink Floyd motivos para soñar con una reunión de lo que quedaba de la banda original; sin embargo y como decía Sabina «el destino es un maricón» y de la noche a la mañana, la amistad de las amiguis Waters y Gilmour se rompió cual calzón en cuarto oscuro.
Y es que, ¡ay amiges! toda la culpa es del Corounavairus.
Resulta que, a raíz de la postergación de su gira This is a drill que Don Roger iba a arrancar en abril de este año (que por cierto, iba a pasar por tierras huehuenches y de la cual, ya tenia boletos para mi marido y mi bodoque) el viejito ególatra e irascible, le dio velocidad a terminar de producir el vídeo del concierto de su gira US+THEM, el cual saldrá en streaming en algún momento del próximo mes de julio. Hasta aquí, todo iba bien; sin embargo, había un pequeño detallito: Al contener prácticamente un 90% de material de Pink Floyd, por cuestiones legales, el material debería de tener la aprobación de los otros miembros del grupo. El señor Waters hizo algunas llamadas a sus ex compañeros y ex managers y todos en Santa Paz… hasta que Gilmour se dio cuenta de que Waters le quería hacer de chivo los tamales; ya que al contener material de Pink Floyd su película… pues Roger quería que esta se promocionara en la pagina y redes sociales de Pink Floyd.
Y ahí, de las cenizas, renació el fuego de los egos entre ambas comadres para convertirse en un incendio de dimes y diretes que hasta con el emoji de la mano de metate en sus redes sociales se dieron: Waters acuso a Gilmour de usurpador y de querer asumirse el (Gilmour) como Pink Floyd, de mezquino y envidioso por no dejar que el promocionase su nuevo video en las redes sociales. Gilmour por su lado, le contesto primero con un irónico desdén pero al final se engancho en el pleito y termino tachando a su ex compañero de banda de ególatra, mezquino y poco le faltó para de enfermo mental y pues al fina le dijo que nel. «Nanay de que te preste mi pagina y mis Redes Sociales para promocionar tu vídeo».
Así como un par de ancianos decrépitos peleando en un asilo, así se pusieron este par a pelear en sus redes sociales a través de videítos onda me dices, te contesto que colgaban en sus respectivas redes sociales, acumulando curiosamente mas me gusta que previamente a su pleito de cantina.
Ojala y el próximo round sea un Facebook live de la pelea de un par de ancianos a bastonazos a la orilla del Tamesis.