La propuesta del gobierno federal de crear un evento de nombre El Buen Fin para incentivar durante un fin de semana a los comercios a ofrecer descuentos y promociones en sus artículos y servicios a fin de impulsar el consumo interno, por fin ha llegado a su fin (y al fin fue así, porque no veo el fin de utilizar tantas veces el término fin).
En esta tercera edición del evento llamado El Buen Fin que, hay que decirlo con todas sus letras, inició con una franca desconfianza y burla de muchos consumidores que consideran al Buen Fin como una versión tercermundista del Black Friday de nuestros vecinos de EUA, ha mejorado notablemente y va que vuela para convertirse en una tradición.
Claro, no todo es positivo. Es notable que este año la SHCP anunció un sorteo/rifa para premiar a los consumidores que hagan transacciones utilizando su tarjeta bancaria. Yo no soy tan viejo como parece, pero estoy seguro que en los últimos 20 o 30 años no se había presentado el caso de que los señores que se encargan de la diabólica tarea de recaudar impuestos se diversificaran y empezaran a realizar labores más propias de la Lotería Nacional o algo.
También es criticable que algunos comercios se hagan publicidad adhiriéndose a la campaña del Buen Fin, pero empezando y terminando sus promociones fuera del rango de fechas oficial. Me consta que algunos establecimientos comerciales anuncian que el buen fin va a durar «hasta Enero».
Y ya que hablamos de las promociones y descuentos, ese es precisamente el blanco de las críticas hacia el Buen Fin: los descuentos que no lo son.
A pesar de algunas buenas opciones, abundan los casos documentados de reetiquetado de precios, falsos descuentos y engaños a los consumidores. El mayor atractivo del Buen Fin es comprar utilizando el crédito bancario, lo que no es suficiente incentivo para las personas que viven cerca de la frontera norte del país que siguen cruzando a los EUA para obtener mucho mejores precios que los que se encuentran en México.
¿Y como no buscar opciones distintas en gringolandia si en México luego se encuentra uno con este tipo de «promociones»?
$25 pesos por cada $100 de saborizante en polvo de marca Golden Hills.
O sea que si cada sobre cuesta $14.95, necesito comprar 7 piezas para que me regalen 1 sobre y parte de otro. Esto equivale a un «increíble» 7 X 6. ¿Perdón?
En conclusión, y sin caer en las poses mamonas de algunos izquierdistas mexicanos que se lanzan a criticar sin piedad al consumismo asqueroso de las insensibles personas que se atreven a exhibir su poder adquisitivo comprando televisores de 60″ de última generación para poder ver los programas de Televisa; la idea del Buen Fin es buena. Solo espero que algun día en el gobierno alguien entienda que los precios no pueden bajar mágicamente por decreto o por invitación amable. Ni aumentando el número de burócratas para que existan más personas con aguinaldo. Así no funciona la economía ni funcionará jamás.