De la columna de Victor Sanchez Baños recojo el siguiente texto y lo comparto con sus mercedes, que lo disfruten:
Ayer fue un día de locos en una tercera parte de las principales ciudades del país, luego de que resentidos políticos tomaron las calles, carreteras y crearon un clima de terror entre los mexicanos que buscan trabajar, estudiar y vivir en paz.
Miles, salieron a las calles para usar como pretexto los 43 normalistas de Ayotzinapa, secuestrados por narcotraficantes y extorsionadores llamados Guerreros Unidos, ligados a políticos perredistas en Guerrero.
Bajo el lema “vivos se los llevaron, vivos los queremos de regreso”, que es un lema “pegador” mediáticamente hablando pero que está muy lejano de la realidad, la mayoría de los manifestantes lo hicieron de buena fe y en solidaridad.
Sin embargo, una minoría, de esa minoría que salió a las calles, hizo grandes desmanes lo que está en línea con una serie de hechos que están perfectamente orquestados y provienen desde el 2012 y que tuvo una gestación desde el 2006, en que tomó la principal arteria del DF, Paseo de la Reforma, el mesías de la izquierda Andrés Manuel López Obrador.
Públicamente, como un resentido político deambula por diversos rumbos para exigir la caída del régimen y exige cotidianamente la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto. La única justificación es el rencor contra todos aquellos que no votaron por él, en las elecciones del 2006 y 2012.
Aún no queda claro, aunque se sospeche, que los nexos entre los grupos anarquistas encapuchados que son los que hacen los desmanes en varias partes del país, estén ligados a Morena y Andrés Manuel. Sin embargo, hay certeza que hay puntos de contacto.
Esos jóvenes se dicen estudiantes. La mayoría no tienen ningún comprobante de estudio y se dedican al desmán, mismo que lo han convertido en un negocio. ¿Cómo se mantienen esos movimientos? Bueno, hasta las tortas y refrescos cuestan. Lo mismo ocurre con la gasolina para las bombas molotov y los explosivos para dañas cajeros automáticos de bancos.
Es claro que todo está perfectamente orquestado por Morena, el crimen organizado, la guerrilla, narco-guerrilla internacional como las FARC de Colombia, políticos de izquierda y hasta algunos quintacolumnistas dentro del PRI.
Resulta claro que hay una estrategia para desestabilizar y se necesita que los servicios de inteligencia del gobierno den nombres y apellidos de quienes usan una noble bandera como la angustia y el dolor de los padres de 43 normalistas secuestrados y que aparentemente están muertos, para llevar puntos a su causa.
Los mexicanos somos rehenes de esas minorías que buscan la violencia para que el Estado responda con violencia. ¿A qué intereses responden? Que eso nos lo diga el gobierno a través de sus servicios de inteligencia.
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