En vísperas del Día de Muertos, aprovecho para declarar que este blog, al igual que muchos otros, ha muerto.
La muerte de los sitios web que algun día fueron el furor de internet, fue lenta y previsible. Primero se fue espaciando el tiempo entre las publicaciones, luego se redujeron los comentarios y finalmente los lectores emigramos a otros sitios, convirtiendo los acostumbrados kilométricos comentarios en simplistas «Me gusta» y minúsculos Twits.
Hoy, mirando hacia a atrás en el tiempo (una de las grandes virtudes del formato de un blog), no puedo sino sonreir por lo ñoños e inocentes que eramos. De lo fácil que nos asombraba poder conocer de primera mano las opiniones de otras personas que estaban en otros lugares de México e incluso ¡del mundo! Y como hacíamos esfuerzos por mantener nuestra identidad secreta, lo cual el día de hoy resulta algo ridículo cuando nos enteramos hasta lo que estan comiendo en ese momento nuestros contactos de redes sociales.
Me quedo con la satisfacción de haber sigo testigo presencial y haber participado activamente en la Edad de Oro de las comunicaciones por internet. De una época donde el acceso a Internet era privilegio de la gente letrada y medianamente instruida o por lo menos con ganas de aprender algo. Lo cual contrasta con la situación actual, donde casi todos los señores ignorantes tienen acceso a Internet, provocando que voluntaria e involuntariamente, la gente buena y bonita seamos forzados a leer sus mal redactadas, muy cortas de miras y penosamente mal fundamentadas ideas acerca de su bondadosa deidad, su malvado gobierno, la Lady/Lord de moda, el ombligo de semana, el feliz viernes y su mediocre equipo deportivo, entre otras penas ajenas.
Creo que seguí lo mejor que pude el consejo DIEGO SALCIDO cuando me recomendó no escribir nada de lo que luego me pudiera arrepentir. Aprovecho para agredecerte por la confianza y las buenas intenciones hacia mi persona.
Lo mejor de todo, por mucho, fue conocer a algunas personas que al igual que yo, encontraban en este sitio un lugar donde sacar a pasear a sus propios demonios sin exponerse tan públicamente. Y es que, de alguna extraña manera, siempre me resultó tranquilizante saber que no era el único que intentaba parecer normal alla afuera.
Eso me llevó a escribir literalmente miles de comentarios y casi mil posts en este lugar. Desgraciadamente, todo tiene un ciclo y mucho me temo que este ya se ha cerrado. Aunque en el futuro se presente algun resurgimiento del blog como medio para comunicarse, jamás volverá a ser igual a lo que vivimos estos últimos 15 años. Desconozco si aun me quedan algunas fuerzas o ganas de escribir en una época en donde pareciera que el pensar es una actividad muchos intentan evitar.
Como sea, lo bueno de la mitología actual es que afirma que los muertos se convierten en zombis y regresan para recordarnos que lo que alguna vez estuvo vivo, puede seguir teniendo movimiento, tal vez torpes y lentos, pero movimientos al fin. Espero que por lo menos eso le suceda a este blog, y se convierta en un zombi que se resiste a desaparecer por completo y al que puede uno recurrir para ver de primera mano lo que algun día fue.
Por mi parte, antes de que el proceso de descomposición se complete, tal vez aparezca de vez en cuando desde el mundo del internet de los sitios muertos para ver si alguien aun me recuerda.
Dicen que la peor nostalgia es aquella que se presenta al imaginar lo que no pudo ser. Y de lo único que me arrepiento de toda esta experiencia es de no haber conocido un poco más a algunos de los participantes de este proyecto.
¡Salud!