Nueva York es la ciudad del mundo más «cortés», según una clasificación realizada por la revista Readerí¯s Digest, que sitúa a México en el número nueve, por delante de urbes como Estocolmo, Viena y París.
La publicación mensual, con sede en Nueva York, eligió a la Gran Manzana tras enviar a grupos de reporteros a 35 ciudades del mundo, donde se vende la revista, para que comprobaran el nivel de cortesía y buenas maneras que se respira en sus calles, entre sus habitantes.
Desde Kuala Lumpur (Malasia) hasta Bucarest (Rumania), estos equipos debían hacer tres «experimentos».
Uno, fijarse cuánta gente sostenía la puerta para ellos cuando entraba o salía de un edificio o local; dos, si la gente se detenían y ayudaba a recoger papeles que previamente se habían dejado caer al suelo y tres, si los dependientes de tiendas les daban las gracias.
Nueva York se impuso al test de cortesía al registrar que el 90 por ciento de los neoyorquinos pasaron la prueba de las puertas, el 55 por ciento recoger los documentos caídos y 19 de cada 20 vendedores les daba las gracias al realizar una compra.
«Es reconfortante saber que en una ciudad donde millones de personas tratan día a día de imponerse y ser las primeras, pueden hacerlo con una sonrisa y dando las gracias», señalaron los autores de la clasificación que saldrá en la edición del mes de julio.
En general, los hombres son los más dispuestos a demostrar su cortesía, especialmente cuando se trata de la segunda prueba.
Tras Nueva York se sitúan Zurich, Toronto, Berlín, Sao Paulo, Zagreb, Auckland, Vasorvia, Ciudad de México, Estocolmo, Budapest, Madrid, Praga, Viena, Buenos Aires, Johanesburgo, Lisboa, Londres, París, Amsterdam, Helsinki, Manila y Milán.
«Sabes morra, a veces, si cómo que me da penita cuando vamos al cine, pero al Odi (Odi= Odiseo) dice que no le importa que a veces se nos queden viendo cuando vamos por la calle ó llegamos a algún lugar».
«_Morra! chaleee! El día pintaba bien, el sol salió por la mañana, se notaba que iba a hacer calor, se me olvidó la credencial y todavia alcancé a regresarme por ella, caminé las dos cuadras de mi casa a la de «Las aguas» ahi por donde vives tú, ya ves que nos vemos en el mismo camión, me tomé un café de la máquinita y luego me fuí a poner las botas, y me vine para el almacén, eran las 9:15 am cuando me vocearon a la oficina de RH