PRIMERA PARTE.
A todos nos ha sucedido, estamos en nuestra casa descansando, cumpliendo con los deberes maritales o simplemente mirando en TV la repetición de El Pantera, cuando tocan a nuestra puerta insistentemente y al abrirla nos encontramos con una pareja de esos señores de traje y corbata que insisten en invitarnos a participar en alguna de las actividades de su iglesia y a recibir el regalo que gratuitamente diosito nos manda (¿no sería más simple y sencillo enviarlo por Estafeta?).
Los predicadores a domicilio tienen la molesta costumbre de ser unos entes particularmente difíciles de alejar de nuestra puerta. En su curiosa visión del mundo, nadie debería a negarse a recibir «el regalo» que ellos desinteresadamente se ofrecen a entregar a domicilio y no se dan cuenta que en el menor de los casos resultan ser una molestia y un fastidio para las personas comunes y tan corrientes como yo.
Claro que algunos optan por el efectivo y rápido método de cerrarles la puerta frente a la cara de los predicadores justo despues de decir que en ese hogar son satánicos y acostumbran escuchar musica de Moderato. Pero para aquellos que gustan de procedimientos más finos y sutiles les comparto este pequeño manual con datos importantes para fastidiar a los predicadores a domicilio en una sola conversación. Espero que te sirva para que te diviertas tanto como yo.
(NOTA IMPORTANTE: No es mi intención burlarme de las personas… bueno, un poquito tal vez si. Pero en este caso solo estoy haciendo uso de mi derecho de externar mi opinión personal escéptica sobre las ideas que los religiosos insisten en propagar).
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