He seguido con interés el desarrollo de las discusiones en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal sobre el “escandaloso” (sic) tema de las uniones de personas del mismo sexo. Como es del conocimiento de todos los que aquí, de vez en vez, vienen a leer y a dejar sus comentarios yo soy homosexual y desde hace un año y fracción formalice mi relación de manera legal con el hombre que amo y con el que tengo más de 5 años viviendo en feliz pareja.
¿Porqué formalice mi relación en una “sociedad de convivencia”? Por una sola: Por amor. Puede sonar cursi y “bien joto” (ja!) el decir esto, pero la realidad es que el amor que le tengo a mi gordito me hace ver a futuro. Nadie sabe lo que sucederá mañana y es mejor dejar todos los asuntos legales bien claros ante cualquier contingencia. No quiero decir con esto que mi visión de la vida sea pesimista o depresiva, pero después del incidente de la influenza, me quedó más claro el hecho de que ante lo efímero de la vida, es mejor prevenir para que quienes se queden detrás de nosotros, al menos no queden desamparados.
Y este simple gesto pragmático es algo que muchas parejas, hetero u homosexuales, han hecho, hace y harán a lo largo de la historia. Es decir, la solidaridad con otra persona, en los momentos felices o tristes es algo inherente a la preferencia sexual y eso es precisamente lo que nos hace buscar con quien compartir, estar y sobre todo, ser.