En su primera rueda de prensa (de las muchas que vendrán), hoy la costarricense Floribeth Mora hizo público el milagro de sanidad que recibió de parte de lo que queda del difunto Papa Juan Pablo 2.
De esta manera, la iglesia católica romana presenta hoy oficialmente el segundo milagro atribuido a Karol Wojtila, justo unas horas despues de que el Papa Francisco promulgara el decreto de canonización de Juan Pablo II.
«El que no quiere creer en el Señor, que no crea. Y el que sí quiera creer, que crea»– declaró acertadamente Floribeth Mora, quien dijo sentir que diosito estaba con ella y que había sido curada de su aneurisma cerebral. Padecimiento que dicho sea de paso y como cualquier hombre de las cavernas sabía, solo puede ser curado mediante la intervención de personas muertas que fueron lo suficientemente buenas en vida como para irse al cielo. Las intervenciones quirúrgicas en el cerebro se consideran inválidas y en algunos casos hasta satánicas a menos que este de por medio algun mantra o una buena intención dirigida al señor mágico que vive en el cielo o a cualquiera de sus ayudantes para que dirigan las manos de los cirujanos.
No es el momento de señalar lo extraño que parece el caso de un dios omnipotente que requiere ayudantes para hacer su trabajo. Es probable que se trate de una especie de plan de trabajo para mantener ocupados a tantos difuntos que a diario le llegan y sobre todo, se trata de que no vuelva a ocurrir lo que le pasó con Lucifer que por andar con mucho tiempo libre terminó armándole una revolución.
No señor, nada de eso. Hoy es día de buenas noticias. Juan Pablo II ya tiene autorización para hacer milagros. Así que todos los buenos católicos africanos que hoy estan enfermos de SIDA por obedecer las instrucciones del Papa… ¡por fin ya pueden pedirle a Juan Pablo II que les regrese la salud! ¡Alabado sea!
El padre Marcial Maciel ha de estar ahorita que se muere de la emoción.