«I’ve never spoken in any concrete terms of a woman with whom I’ve had any intimate relationships. And I named Janis Joplin in that song, I don’t know when it started, but I connected her name with the song, and I’ve been feeling very bad about that ever since, it’s an indiscretion for which I’m very sorry, and if there is some way of apologizing to the ghost, I want to apologize now, for having committed that indiscretion.»
BBC Radio Interview : Leonard Cohen
Dentro… en una habitación del Chelsea… Cohen y Janis
Como ya lo había narrado, al principio fue el espacio reducido de un elevador que hedía a cigarrillo y mugre. La búsqueda se agotó. Ella, Janis, traspiraba sensualidad, sus cabellos le cubrían el rostro. Lo visible era una mancha de sudor en las axilas. El olor era tibio y contrastaba con el resto de los aromas del mínimo recinto en que viajaban hacia las alturas, que en realidad sólo eran unos cuantos pisos.
Ambos coincidieron en el descanso, ella rozó el sexo del hombre aspirante a poeta que amaba los días de lluvia y los vientos del estío. Sin mediar más que unos cuantos suspiros y el intercambio de olores, comenzaron un leve abrazo, que en realidad fue simple acomodo técnico y táctico para iniciar un beso de profundidades homéricas. Ella conocía los secretos de la lengua exploradora y Leonard se dejaba hacer, eran una pareja improvisada como las canciones que ella interpretaba o los textos que él escribía.
El avance hacia el cuarto fue en la intermitencia de esas miradas que observan sin ver o que registran con una suerte de piloto automatizado. Leonard abrió con mano titubeante una habitación del Chelsea, recordó que en una hora estaba citado para compartir las humoradas del pintor De Kooning.
Por lo pronto, sintió que su pantalón volaba por los aires y que su cuerpo varonil estaba a merced de un tornado. Ella, la joven Janis, era proclive al Chelsea Hotel y sus mitologías. Hoy estaba con la lucidez que proporciona la serpiente dorada del Eros. Abrazó a Leonard Cohen, un desconocido con el que surgió la chispa en el elvador. El ignoraba quien era esa joven de cabellos que requerían una buena dosis de shampoo, pero que él prefería en su desaliño. Afuera se destacaba un torrencial aguacero, adentro eran dos personajes que se asomaban a su intimidad con esa ternura capaz de suspender los flujos del tiempo y trasladar a un hombre y a una mujer por los senderos del instante. Leonard sintió que su piel entraba en un territorio de lava ardiente, jamás había experimentado un calor semejante, una voluptuosidad igual.
Años después como lo mencioné anteriormente, Leonard Cohen le dedicó a Janis Joplin las famosas líneas: «I remember you well in the Chelsea Hotel. You were famous, your heart was a legend..»
Sólo que Janis Joplin ya no estaba en el mundo de los vivos. La canción fue un homenáje póstumo a aquella tarde lluviosa en el número 222 West y la calle 23 de Manhattan, en el inolvidable Chelsea Hotel.