Cuando yo era niño, durante un tiempo fui la envidia de mis vecinos debido a que tuve la suerte de que me compraran una flamante consola ATARI 2600, que en los años 80´s era toda una maravilla de la electrónica. (Recuerdo que unos años despues un señor insistía y presumía que el ATARI era una computadora porque la etiqueta decía claramente «Computer System»).
Lo interesante es que aparte de los juegos ASTEROIDS y PACMAN que venían incluidos en la caja de la consola, al ser dueño de un ATARI, se podía entrar al selecto mundo donde se podían intercambiar los cartuchos usados para hacer mas variadas las horas de juego. Esa era la única opción porque aun no se inventaban los CD´s y las computadoras no tenían tarjeta de sonido ni monitor a colores.
En esos tiempos de la video-prehistoria, los juegos literalmente no tenían fin y se limitaban a ir incrementando la velocidad o el número de enemigos o retos hasta que se volvía imposible de jugar. Eso era lo normal y nadie se quejaba por ello.
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