Hermanos frotadores, es un gusto enterarme de que nuestro bendito dios trabaja incansablemente siete días a la semana (no como «otros dioses» que necesitan descansar) para proveernos las buenas nuevas de que hay salvación y remedio contra la resequedad.
En esta ocasión le plació a Onan regalarnos las imágenes de la chiquita Lili Brillanti, quien a pesar de su ridículo nombre artístico (porque ese no es su nombre verdadero ¿o si?) ha sabido trascender en el abarrotado y competitivo mundo de los programas de variedades de Televisa. Pero a diferencia de la (nal)Galilea Montijo, a Lilí no le alcanzó lo que le pagaron para poder comprarse un brassier que pudiera usar en su sesión de fotos. ¡Gracias, Señor! Y también gracias por el Photoshop.
¡Ay Lili, Lili! Desde que te vi, sentí que se me hizo así.
Compermisito, voy a ver las fotos de Lili y sus compañeras acompañado de mi vasito desechable con agua de sandía.