🙂 Como ahorita me hicieron encabronar unos tipos, los acabo de mandar a la chingada –bueno mentalmente, porque de viva voz no los puedo mandar, entonces si me corren a mi a la chin… jajaja.
Sí, los acabo de enviar a ese lugar paradísiaco -dicen algunos- a donde se va a ir el Viejito tropicoso, después de las elecciones de Julio próximo, jejeje 🙂
Ya ven que hace días que traen al Mesías de Macuspana pa’rriba y pa’abajo con esa frase
“De que si pierde ahora si se va a la chingada” (de verdad ahora si?)…
Pero y donde queda «la chingada»?
Aquí me encontré un escrito corto y entretenido
Sobre el tema, que hace referencia a esa palabra tan socorrida por nosotros los mexicanos, saludos bandita bloggera y buen martes! 🙂
Por María del Pilar Montes de Oca Sicilia (17 Feb 2012)
La lingüista María del Pilar Montes de Oca Sicilia es directora general de la revista Algarabía y autora del best seller «El Chingonario», un diccionario del que quizá es el verbo más usado en México: «chingar».
Especialista en el uso cotidiano y coloquial de la lengua, ha sido docente y desde hace 10 años se dedica a la divulgación lingüística como editora y directora de la Editorial Otras Inquisiciones. También es autora y compiladora de “El Manual para escribir bien”, “El manual para hablar mejor” y “Mitos de la lengua”.
A propósito del comentario de Andrés Manuel López Obrador acerca de irse a la chingada, «ahora sí», si no ganaba las elecciones presidenciales de este año, es preciso hacer una observación.
Irse o mandar a alguien -ya no se diga a uno mismo- a la chingada, no es arbitrario ni casual; tampoco tiene marcha atrás ni posibilidad alguna de conciliación.
En el uso cotidiano, este remoto e indeterminado lugar de nuestra geografía imaginaria denota el fin y el término concluyente de algo, por lo que «irse a la chingada», en este contexto, equivaldría a desertar, a desaparecer del escenario político y a estar dispuesto al olvido.
Por otra parte, si tomamos en cuenta lo que afirma Octavio Paz en su ensayo «El laberinto de la soledad», entonces la Chingada —aquí merece la mayúscula—, asociada con la Conquista, es la madre violada que nos parió a los mexicanos; por lo tanto, irse a la chingada supondría ir a un vientre herido y abierto donde, asegura Paz, «no hay nada».
Así, el candidato caería en desgracia, en la frustración y en la pena de quien no puede borrar su condición de hijo de la chingada. [Leer más…] acerca de ¿Dónde chingados está la chingada?