Este post no tiene la intención de ser uno de esos posts que se quejan de todo y de todos, que siempre anda pateando a los otros posts más chicos o que solo utiliza a las postitas para llevarlas a la cama y nunca les vuelve a llamar.
Este post trata de comportarse de una forma madura y a la altura de las circunstancias. De hecho, este es un post respetuoso y tolerante, algo así como una Rigoberta Menchú, pero con conecciones en el mundo virtual y con ropa de marca.
Su misión solo es analizar de manera clara y objetiva ese tipo de situaciones en las que por mas que uno las ve, no les puede hallar el lado. Casos en los que no le queda a uno más que decir: no mames. Es decir, cosas que no tienen razón de ser. Chan, chan, chan.
1.Las compañías que traducen los nombres de las películas gringas. Disculpe usté mi ignorancia, pero yo quiero suponer que existe alguien dedicado a traducir los nombres de los éxitos hollywoodescos para darles un sabor más «mexicano». Pues… quiero aprovechar para decirle (si está leyendo esto) que ESTí HACIENDO UN TRABAJO MUY CAGADO. La historia de las malas traducciones de títulos data de tiempos muy antiguos, y a pesar de los grandes desarrollos en la ciencia y la tecnología, nuestro país sigue siendo víctima de la misma plaga. Sí, señores, aun en el 2004, tenemos títulos de películas que no tienen sentido. ¿Ejemplos? a)Perdidos en Tokio (Lost in translation). Oiga, don traductor, si vio la película por lo menos 20 minutos, se daría cuenta de que nadie se perdió en Tokio. Nadie. Y no trate de argumentar que se trataba de una traducción metafórica porque simplemente no le vamos a creer. b)Espíritus Ocultos (Gothika). Esta ni siquiera merece un insulto, pero bueno, ya que estamos aquí: ¿Qué no se supone que si se trata de una película donde la Halle Berry puede ver a los espíritus, no viene implícito que los espíritus NO están ocultos? Halle Berry los puede ver, Espíritus, escóndanse para que queden mejor con la traducción.
2.Comerciales en el cine. Yo no tengo ningún problema con ver comerciales en la tele. Algunos son mejores que los propios programas, y pues, entiendo que se trata de un mal necesario, porque si estoy viendo televisión abierta gratuita, de alguna manera se tienen que pagar los gastos de las transmisiones y los sueldos de los actores. Pero, recuerdo haber comprado un boleto de 45 o más pesos para entrar a ver El día después de mañana. Y aun así me están obligando a chutarme como 15 minutos de comerciales aburridos que hasta le roban el tiempo a los trailers. Dejemos algunas cosas claras, dueños de Cinemark/Cinepolis: No voy a salirme corriendo de la sala a comprar la soda que supuestamente se me olvidó comprar, y que ustedes sutilmente me están recordando con sus divertidos comerciales. No tengo ganas de tomarme una Corona en este momento; si tuviera ganas, no estuviera aquí, estuviera en una cantina o algo así. No tengo dinero para comprarme el nuevo Altima-Platina-Maxima; por más mensajes subliminales que le metan a la proyección, no me alcanza. Sorry.
3. Que nuestros impuestos paguen por la propaganda política. No se me ocurre ninguna otra forma más descarada y más inútil de gastar el dinero del pueblo. Sí, yo se que hay muchas otras más, pero esta es la peor de todas. Es como Daryl Hannah en Kill Bill 2. El gobierno les entrega cientos de millones de pesos a los partidos para malgastarlos en comerciales donde lo único que todos hacen es echarse mierda unos a otros, en vez dehablar de sus propuestas políticas. Mucho de ese dinero se va a la calle, donde todos podemos ver lonas de los partidos peleándose por un lugar decente en el poste de luz, y que realmente no van a cambiar la decisión de voto de nadie. Al final del día, parece que su único objetivo es afear y ensuciar aun más a nuestras ciudades. Mención honorífica para los idiotas que PAGARON por rotular sus carros con fea propaganda política, con la esperanza del hueso sexenal.
4. Cuando las señoras bailan el Zacuzá en lugares inapropiados. Lo acepto, yo bailaría el Zacuzá en la boda de mi prima, por ejemplo. Hay algo esencialmente adorable en las canciones como el Zacuzá o la Golosa o la Macarena: son tan malas, que te causan ternura y solo quieres adoptarlas por lo menos por los próximos cuatro minutos. Pero por favor, cuando ves señoras en el centro de la ciudad bailando y cantándolo mientras esperan el camión; cuando ves que la fila de las tortillas se convierte en la mesa que más aplauda; cuando te das cuenta que a tu sobrinita de dos años le están enseñando un baile que inventaron en un teibol del DF; cuando vives todas esas cosas, te das cuenta que hay que poner un límite. No sé cual sería la solución, pero si las cosas siguen igual, por lo menos que alguien me mande a la niña.
5. Los perros de mentira que ponen afuera de las casas. No se si en todas las ciudades esto sea una costumbre socialmente aceptada, pero aquí hay varias casas que practican este rito. Se trata de perros de tamaño natural y de cerámica, que la gente pone de noche para que los de afuera piensen que lo que están viendo es un perro de verdad. Yo he visto varios, y después de medio segundo, siempre me doy cuenta que ese perro se lo ganaron en la feria. Nadie es tan imbécil como para no darse cuenta después de un parpadeo que lo que está frente a ellos, de hecho ni respira. Sinceramente creo que los rateros les roban primero a las casas que poseen estas â??mascotasâ?, porque se han de sentir realmente ofendidos de que la gente crea que los van a engañar con ese truco.
De seguro cada bloggero(a) tiene su propia lista de cosas sin razón de ser. El que escribe no sabe aun si estas son sus 5 principales o las primeras 5 que se le ocurrieron. Eso, eso solo el tiempo lo dirá, compadre. ¡Ajúa!