«Si hay algo predecible en esta vida es que es impredecible»
Ego, en la película Ratatouille
Hacía mucho tiempo que no me daban ganas de aplaudir en una sala de cine, pero la historia de Remy, una rata con gusto exquisito para la comida y una habilidad extraordinaria para cocinar me fascinó.
Nada de parodias ni chistes ñoños, en esta ocasión el director Brad Bird, que ya en el 2005 nos atrapó con Los Increíbles, regresa a encantar al público con una película que habla sobre uno de los mayores placeres de la vida (el segundo mayor placer, para ser exacto): La comida.
Me pareció un filme inspirador, apto para todo público y perfectamente sazonado con buen humor y una bella lección de vida. Otra buena recomendación para este verano.